Desde la vibrante ciudad de Buenos Aires, el actual presidente de Argentina, Javier Milei, tomó un fuerte posicionamiento este martes, criticando las políticas «populistas» de los gobiernos precedentes y anunciando un drástico recorte en la plantilla del estado, con la eliminación de 70 mil puestos de trabajo. Esta medida se enmarca en una serie de ajustes fiscales que su administración ha implementado desde su asunción en diciembre pasado.
Nuestro vecino país ha vivido momentos de tensión y protestas desde que Milei asumió el poder hace 100 días, con manifestaciones de descontento que han resonado a lo largo y ancho del territorio. Durante su participación en el Foro Económico Internacional de las Américas, celebrado en la capital argentina, el mandatario hizo un balance de su gestión y dio a conocer la difícil herencia económica que le dejó el gobierno anterior.
Con palabras contundentes, Milei describió la situación que encontró al asumir su mandato como «situación desastrosa«. En su visión, Argentina ha sufrido durante más de dos décadas las consecuencias de un «régimen populista salvaje«, que ha llevado a la destrucción del capital y la productividad, sumiendo al país en una situación de miseria.
El presidente no escatimó en detalles al describir el panorama que encontró al asumir el gobierno: «Durante la primera semana de diciembre los precios corrían al 1 por ciento diario», una situación que ponía al país en riesgo de hiperinflación. Esto, a su juicio, evidenciaba la necesidad de implementar un duro programa de estabilización, sin descuidar la política social.
Milei también se refirió a la grave situación social del país, señalando que «los argentinos en esta aventura populista hemos perdido el 80% de nuestros ingresos», lo que ha llevado a que más del 50 por ciento de la población viva en la pobreza y un 10 por ciento en la indigencia.
El desequilibrio monetario, el balance negativo del Banco Central y los indicadores sociales en niveles peores que los de la crisis de 2001, son parte de la herencia que, según Milei, recibió al asumir el gobierno. Para hacer frente a este panorama, su administración ha implementado una serie de medidas de ajuste fiscal, entre las que destaca la eliminación de 70 mil puestos estatales y la baja de varios contratos, así como el fin de las transferencias discrecionales a las provincias.
A pesar de los desafíos, el presidente argentino se mostró optimista respecto al futuro, asegurando que su gobierno ha logrado importantes avances y que la población está comenzando a percibirlos. Según Milei, «hay esperanza porque los argentinos están abrazando las ideas de la libertad», lo que a su juicio, augura un futuro mejor para el país.
Sin embargo, las medidas de Milei no han sido recibidas con los brazos abiertos por todos. Tras su discurso, Rodolfo Aguiar, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), anunció un paro nacional y desafió al mandatario, asegurando que «no va a poder despedir a 70 mil estatales».
Aguiar fue enfático en señalar que los trabajadores estatales seguirán luchando y multiplicando las protestas para impedir cualquier despido que consideren ilegal e injustificado. Con estas palabras, se vislumbra un escenario de creciente conflictividad en Argentina, que pone en duda la viabilidad de las medidas propuestas por el presidente Milei.