El ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y su esposa, Michelle Obama, dieron un fuerte respaldo a la candidata demócrata, Kamala Harris, en la segunda jornada de la convención nacional demócrata. Harris, quien puede convertirse en la primera presidenta mujer, negra y de origen indio en las elecciones del próximo noviembre, fue descrita como la heredera del legado político de los Obama.
“Estados Unidos está listo para un nuevo capítulo. Estados Unidos está listo para una historia mejor. Estamos listos para una presidenta Kamala Harris”, proclamó Barack Obama. Por su parte, Michelle Obama exclamó: “¡La esperanza está de vuelta!”.
El ex presidente hizo un llamado a la unidad entre las generaciones y las ideologías, no solo a los 4.500 delegados demócratas que habían ratificado a Harris como candidata, sino también a los espectadores más allá del United Center, a aquellos que aún no están convencidos por Harris.
“La mayoría de nosotros no quiere vivir en un país amargado y dividido. Queremos algo mejor. Queremos ser mejores. Y la alegría y la ilusión que vemos en torno a esta campaña nos dice que no somos los únicos”, arengó Obama.
No obstante, las palabras conciliadoras de Obama no se extendieron hacia el candidato republicano, Donald Trump. Obama criticó a Trump, a quien describió como alguien que ve el poder solo como un medio para conseguir sus fines.
En contraste, Obama elogió a Harris y su compañero de fórmula electoral, Tim Walz, por mantener la fe en la historia fundamental de Estados Unidos, una historia que habla de igualdad, oportunidad y convivencia a pesar de las diferencias.
Al igual que su esposo, Michelle Obama dibujó un contraste radical entre Harris y Trump. En términos muy personales, Michelle recordó cómo Trump promovió el bulo que negaba que Barack Obama hubiera nacido en EE UU, poniendo en duda su legitimidad como presidente.
Michelle Obama también se burló de Trump al aludir a su afirmación de que los migrantes están arrebatando empleos a los afroamericanos, y ensalzó la figura de Harris como una mujer de firmeza, honestidad y alegría.
El discurso de Barack Obama, que tuvo lugar en la ciudad donde vivió durante años, tenía un simbolismo especial. El expresidente compareció por primera vez en otra convención nacional demócrata hace 20 años, donde su oratoria y mensaje de unidad lo lanzaron al estrellato político.
La campaña de Harris guarda similitudes con la campaña que llevó a Obama a la Casa Blanca en 2008. El jefe de estrategia de aquella campaña, David Plouffe, se ha unido al equipo de Harris.
La relación entre Obama y Harris se remonta a casi dos décadas atrás, cuando Harris, entonces fiscal general de California, apoyó la campaña presidencial de Obama.
Harris y Obama tienen muchas cosas en común: ambos son abogados, de edades similares y una experiencia vital marcada por su herencia cultural diversa y su color de piel. En 2015, Obama incluso se planteó nombrar a Harris para reemplazar a su secretario de Justicia, Eric Holder.
A pesar de las críticas a algunas áreas de su mandato, el legado de Obama sigue siendo relevante en el partido demócrata. Y en la segunda jornada de la convención nacional demócrata, ese viejo espíritu de optimismo, esperanza y hambre de cambio prevaleció.
“Lo hicimos entonces y seguro que podemos volverlo a hacer ahora… Sigamos haciendo que nuestro país avance y vayamos más alto de lo que hayamos ido jamás”, concluyó Michelle Obama, entre aplausos atronadores.
