En los últimos años, el panorama corporativo global ha sufrido un notable cambio. Una transformación silenciosa pero significativa ha sido impulsada por la creciente influencia de las empresas chinas en los mercados occidentales. Estas compañías han adquirido una control significativo sobre las empresas occidentales históricas y de renombre, a través de la compra de acciones, llegando a tener un control total sobre sus estrategias y decisiones. Este fenómeno también ha afectado a la industria automotriz, que no ha escapado a esta tendencia.
Conglomerados como Geely han logrado tomar el control de reconocidas marcas de automóviles en Europa a través de adquisiciones y participaciones significativas. También han introducido otras marcas de origen oriental en la región, que también son de su propiedad. Este cambio ha alterado las líneas de poder en el sector. Fabricantes que alguna vez fueron símbolos de orgullo nacional, como Volvo, continúan liderando en términos de innovación, pero ahora están bajo el dominio del capital chino. Esto ha generado preocupaciones sobre la autonomía y el futuro del transporte en este contino.
Este cambio en el equilibrio económico mundial no hubiera sido posible sin una transición forzada y artificial hacia tecnologías de propulsión en las que Asia nos lleva la delantera, tanto en términos de conocimientos y desarrollos como en capacidad de inversión e influencia sobre la cadena de suministro. Sin embargo, plantea interrogantes sobre cómo las compañías occidentales, y especialmente las europeas, pueden mantener su identidad en un contexto cada vez más dominado por el poder financiero chino.
La conquista de Occidente por parte de Oriente en términos comerciales y económicos no es ninguna novedad. Sin embargo, pocos podrían haber imaginado que marcas de automóviles de prestigio también sucumbirían a esta tendencia.
Geely, una de las compañías automotrices más grandes de China, ha expandido su influencia global, especialmente en Europa, a través de la adquisición y participación en varias marcas de automóviles populares, además de introducir las suyas. Algunas de las marcas que están bajo su control incluyen Aston Martin, LEVC, Lotus, Lynk & Co, Mercedes-Benz, Polestar, Renault, Smart, Volvo y Zeekr.
Además, Geely posee o es un gran accionista de otras marcas fuera de Europa o en sectores que, aunque relacionados, no son estrictamente automoción. Algunos ejemplos incluyen Proton, Farizon, Autobay, Terrafugia, Volocopter, Mitime, Radar, Geometry, Jiajiayuen y la propia Geely Auto. Se cree que muchas de estas empresas podrían terminar en nuestra región, lo que aumentaría aún más el poder de Geely.
Este cambio de poder hacia el este es un reflejo de un cambio más amplio en la economía global. A medida que China y otras economías asiáticas continúan creciendo y expandiéndose, es probable que veamos más adquisiciones y fusiones similares en el futuro. Las implicaciones para las empresas occidentales y la economía global son enormes, y aún queda por ver cómo se desarrollará esta tendencia en los próximos años.