El análisis de la historia clínica es esencial en el campo médico, y en esa línea, un estudio reciente del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha explorado la posibilidad de identificar a un himenóptero (grupo de insectos que incluye a las abejas y avispas) dependiendo del entorno alimentario en el que se encuentre la persona que ha sufrido una picadura.
De acuerdo con el Dr. David González de Olano, presidente del Comité, identificar el alérgeno, es decir, el insecto responsable de la picadura, se presenta como un desafío principal cuando ocurre una reacción alérgica. A menudo, las pruebas diagnósticas realizadas por el alergólogo pueden no ser concluyentes. Esto se debe a la composición común de los venenos de abejas y avispas, lo cual puede dar lugar a resultados positivos frente a ambos, aunque solo uno haya sido el responsable de la reacción alérgica.
El cambio climático y las altas temperaturas han llevado a un aumento en las picaduras de himenópteros. Esto se debe a que estas condiciones han extendido la vida útil de estos insectos y han facilitado la llegada de nuevas especies a diversas áreas. Según la SEAIC, esto se traduce en un aumento de los pacientes alérgicos, lo que plantea la necesidad de superar el desafío de identificar el himenóptero responsable de la reacción.
La investigación realizada por el comité ha aportado un nuevo método para identificar al insecto responsable. Se ha concluido que la Vespula, una especie de avispa, es el principal himenóptero asociado a entornos alimentarios. La probabilidad de que este insecto sea el causante de la picadura es de un 89% de los casos, según la Dra. Arantza Vega, miembro del comité.
La alergología de precisión permite llevar el diagnóstico un paso más allá, al identificar a qué alérgenos específicos dentro del insecto se presenta la alergia. “Esto tiene su importancia, porque se sabe que hay alérgenos que son de mayor riesgo que otros”, dijo el Dr. González. Además, este avance en la práctica de la alergología ha facilitado el desarrollo de vacunas para minimizar o prevenir las reacciones alérgicas graves.
Una vez que se produce la picadura, los expertos aconsejan verificar si la persona aún tiene el aguijón clavado, ya que este puede seguir inoculando veneno. Si es así, se debe extraer con cuidado para no presionar sobre el saco del veneno y aplicar el tratamiento sintomático pertinente.
Cuando la persona ha presentado síntomas de anafilaxia y ha sido evaluada por un alergólogo, es probable que se le recomiende llevar un autoinyector de adrenalina. Según el Dr. González de Olano, una vez realizado el diagnóstico, el tratamiento específico es la inmunoterapia, que es el único que puede curar y evitar nuevas reacciones alérgicas. Esta investigación pone de relieve la importancia de la identificación precisa del alérgeno en el manejo eficaz de las alergias a las picaduras de insectos.