La matemática María José Ginzo afirma que los apellidos apelativos indican características de las personas | Tecnología

EL PAÍS

La fascinación de María José Ginzo por los apellidos comenzó desde su infancia, cuando las esquelas en el periódico le revelaban el lugar de origen del fallecido a través de su apellido. Este interés la llevó a desarrollar una extensa investigación sobre la relación entre los apellidos y la procedencia de las personas. La investigación le ha valido el Premio a la Mejor Tesis Doctoral en Humanidades Digitales, otorgado por la Sociedad Internacional de Humanidades Digitales Hispánicas y la Fundación BBVA.

Ginzo, quien es profesora de Estadística, Análisis Matemático y Optimización de la Universidade de Santiago de Compostela e investigadora vinculada al Centro de Investigación e Tecnoloxía Matemática de Galicia (CITMAga), ha utilizado nuevos métodos estadísticos para explorar cómo se distribuyen los apellidos en la geografía, cómo se relacionan con la población, y con lenguas y dialectos españoles.

La metodología empleada por Ginzo se basa en obtener la regionalización de los apellidos en Galicia, identificando patrones de agrupamiento y estudiando la distribución y diversidad de los apellidos como si fueran especies de animales. Su objetivo es desentrañar si los apellidos se concentran de alguna manera y ver si hay alguna relación entre estos y las características físicas o psicológicas de las personas que los llevan.

Por ejemplo, se estudió el apellido Outomuro, un apellido toponímico que proviene del nombre de un pueblo en la provincia de Ourense. En Galicia, los apellidos toponímicos, aquellos que provienen de un nombre de un lugar, son muy comunes. Además, existen apellidos apelativos, relacionados con las características físicas o psíquicas de las personas que los llevan. Por ejemplo, el apellido Bueno denota bondad, y el apellido Rojo, podría proceder de una persona pelirroja.

Los apellidos tienen su origen en la necesidad de distinguir a las personas en un tiempo en que los nombres eran muy comunes. Primero surgieron los apellidos patronímicos, aquellos que normalmente acaban en -ez, -iz, -oz o -uz, que significa “hijo de”. Luego, cuando los apellidos patronímicos ya no servían para distinguir personas, surgieron los apellidos toponímicos.

Según los datos del censo de 2011 que Ginzo utilizó para su investigación, los primeros registros de apellidos en España se remontan a finales del siglo IX. Dentro de los apellidos toponímicos, hay otros que provienen de nombres de animales o plantas, conocidos como topónimos menores. Ejemplos de estos serían los apellidos Cordero, Gato, Carballo (roble en castellano), Figueira (higuera en castellano) o Mazaira (manzano en castellano).

Además, Ginzo observó que en Asturias y en la región formada por las comunidades de Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares, la regionalización de los apellidos coincide con las variedades dialectales del asturiano y del catalán, respectivamente. Sin embargo, en Galicia no se observa esta coincidencia, lo que podría deberse a factores orográficos o a cómo se establecía la población en la antigüedad.

En su trabajo, Ginzo también aplicó métodos estadísticos de vanguardia que se utilizan comúnmente en el estudio de enfermedades, principalmente aquellas que se transmiten por contagio o proximidad. Estudió la evolución espacial y temporal de los apellidos, tratándolos como si fueran una enfermedad que se propaga de padres a hijos.

A pesar de los avances en su investigación, Ginzo se encontró con algunas limitaciones. Los datos de organismos públicos están sujetos a secreto estadístico, lo que significa que aquellos lugares donde haya menos de cinco personas con un apellido determinado no se pueden publicar. Además, solo tiene datos de las personas que estaban vivas en el año 2011, lo que limita la amplitud de su estudio.

Un aspecto interesante de su trabajo es la relación entre los movimientos migratorios y los apellidos. Ginzo buscó entender si las personas se desplazaban a residir a zonas próximas o lejanas y en qué momento hubo más movimientos migratorios. También estudió si en algún momento las mujeres se movían más que los hombres, algo que se observó en algunos casos.

En el futuro, Ginzo planea utilizar herramientas estadísticas para hacer análisis a un nivel más micro y desarrollar una metodología para estudiar apellidos en cualquier región. También tiene interés en unir los datos de España y Portugal para realizar un análisis más global.

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