La ciencia ha avanzado a pasos agigantados en la última década, y uno de los últimos descubrimientos podría cambiar la forma en que entendemos la historia de la vida en la Tierra. Recientemente, se ha descubierto que los fósiles preservan la estructura de los cromosomas antiguos a escala nanométrica, lo que significa que estos restos biológicos pueden conservar fragmentos de ADN durante miles de años. Este descubrimiento fue publicado en la revista científica Cell y ha sido dirigido por los doctores Marc A. Martí-Renom y Juan Antonio Rodríguez, ambos investigadores destacados del Centro Nacional de Análisis Genómico y la Universidad de Copenhague.
La Dra. Marcela Sandoval-Velasco, coautora principal del estudio, explica que los fragmentos de ADN pueden permanecer intactos durante milenios, preservando la estructura completa del cromosoma. Este hallazgo es especialmente relevante ya que los cromosomas fósiles, a diferencia de los fragmentos típicos de ADN antiguo que rara vez superan las 100 letras de código genético, pueden contener cientos de millones de letras genéticas.
Estos cromosomas fósiles se han convertido en una poderosa herramienta para estudiar la historia de la vida en la Tierra, ya que permiten comparar secuencias de ADN antiguas con las de especies modernas. La coautora principal del estudio, la Dra. Olga Dudchenko, afirma que esta comparación puede revelar cambios en las letras individuales del código genético a lo largo del tiempo.
El descubrimiento de los cromosomas fósiles ha cambiado las reglas del juego, ya que permiten ensamblar la secuencia completa de ADN de criaturas extintas. Esto nos permite obtener información que no teníamos hasta ahora, como la forma de los cromosomas de un organismo.
El equipo de investigación hizo un descubrimiento interesante cuando estudiaron los cromosomas fósiles de un mamut lanudo. Descubrieron que tenía 28 pares de cromosomas, lo mismo que los elefantes modernos, que son los parientes más cercanos del mamut lanudo. Esto indica que la estructura genética de los elefantes ha permanecido relativamente constante durante miles de años.
El equipo también pudo determinar qué genes estaban activos en los cromosomas fósiles del mamut lanudo. Esto fue posible gracias a un fenómeno conocido como compartimentalización cromosómica, que permite determinar qué genes estaban en un estado activo o inactivo en el momento de la muerte del animal.
Además de la compartimentalización, el equipo de investigación observó otras características estructurales en los cromosomas fósiles. Una de las más notables fue la presencia de bucles de cromatina, que son pequeñas estructuras que acercan las secuencias de ADN activadoras a sus objetivos genéticos.
El descubrimiento de los cromosomas fósiles plantea una pregunta intrigante: ¿cómo es posible que estos fragmentos de ADN hayan sobrevivido durante miles de años con su estructura tridimensional intacta? Para responder a esta pregunta, el equipo de investigación propuso que los cromosomas fósiles estaban en un estado similar al del vidrio, que es rígido pero no ordenado.
El equipo de investigación sugiere que los restos del mamut, que fueron preservados en el permafrost siberiano, se conservaron en un estado similar al vidrio. Esto es similar a cómo muchas civilizaciones han desarrollado formas de inducir una “transición vítrea” en sus alimentos para conservarlos.
El equipo de investigación realizó experimentos con carne seca de ternera para confirmar esta teoría. Descubrieron que, aunque la carne seca se rompe en pequeños fragmentos, los cromosomas permanecen intactos a nanoescala. Esto sugiere que los fósiles de cromosomas también podrían haber sobrevivido de la misma manera, preservados en un trozo de carne seca de mamut durante más de 52.000 años.
Este descubrimiento revolucionario no sólo nos permite entender mejor la historia de la vida en la Tierra, sino que también podría tener implicaciones significativas en el campo de la genética y la biología evolutiva.