El atentado contra Donald Trump ha supuesto una tregua para el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en su enfrentamiento con el sector crítico de su propio partido. Este incidente ha permitido a Biden retomar el papel de conciliador y luchador por la unidad nacional que le catapultó a la Casa Blanca en las elecciones de 2020.
En una alocución a la nación desde el Despacho Oval, Biden transmitió un mensaje de unidad y resiliencia: «Aunque discutamos, no somos enemigos; somos vecinos, compañeros de trabajo, amigos y, lo más importante, estadounidenses». Este breve pero conmovedor discurso, que duró menos de seis minutos y medio, también fue noticia por un desliz del presidente: se refirió al «ex Donald Trump», omitiendo la palabra «presidente». Trump, cuyo estado de salud es bueno tras el atentado, pasó el domingo jugando al golf en New Jersey antes de dirigirse a Milwaukee, donde este lunes comenzará la Convención de su partido, en la que se espera que sea oficialmente nombrado candidato presidencial.
En cuanto a quién será su compañero de ticket, por ahora, hay dos finalistas: el senador por Ohio JD Vance y el de Florida Marco Rubio. La elección de Vance indicaría una política mucho más dura si Trump gana las elecciones, mientras que la elección de Rubio sería un guiño al establishment de los Estados Unidos.
Biden confirmó en su discurso que había hablado con Trump el sábado, horas después de que este resultara herido leve cuando una de las balas disparadas por Thomas Matthew Crooks le cortó la parte superior de la oreja derecha. El ex presidente estuvo literalmente a dos centímetros de perder la vida. Un asistente al mitin en Butler, Pennsylvania, no tuvo la misma suerte y murió en el acto de un disparo en la cabeza. Otras dos personas resultaron heridas de gravedad.
El Servicio Secreto, la unidad de las fuerzas de seguridad encargada de la protección del presidente, los diplomáticos y los mandatarios extranjeros en los Estados Unidos, abatió al asesino en el acto. Por el momento, las autoridades estadounidenses mantienen un estricto silencio sobre Crooks.
Mientras los republicanos acusan a la izquierda y a los demócratas, estos últimos se inclinan por pensar que Crooks no fue más que un loco con un arma sofisticada. Este tipo de individuo, desgraciadamente, abunda en los Estados Unidos, un país que tiene el 4% de la población mundial pero más armas de fuego que todo el otro 96%.
Aun así, estas son solo conjeturas sin ninguna base en la realidad. Hasta que las autoridades no ofrezcan una versión oficial, todo será especulación. Este incidente destaca, una vez más, las profundas divisiones dentro de la política estadounidense y la necesidad de encontrar un terreno común en un país con un alto nivel de polarización.