El pasado viernes, la Justicia chilena dictaminó la absolución del ex cabo de Carabineros, Sebastián Zamora, en el Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago. Zamora fue acusado de los delitos de homicidio frustrado y apremios ilegítimos tras la caída de un adolescente, Anthony, desde el puente Pío Nono el 2 de octubre de 2020. Sin embargo, los jueces Patricia Bründl Riumalló, Erick Aravena Ibarra y Claudia Morgado Moscoso destacaron una serie de errores en la presentación de la Fiscalía Centro Norte, que no logró acreditar los cargos contra Zamora.
Uno de los principales cuestionamientos de la Justicia a la Fiscalía fue la falta de coherencia en la calificación de las lesiones sufridas por Anthony. Según la Fiscalía, las heridas del joven fueron simultáneamente «graves» y «leves», sin explicar su gravedad o si podrían haber sido potencialmente mortales, lo que dificultó su análisis para determinar si se trataba de un homicidio frustrado. En la acusación, se describen como lesiones de carácter grave una luxofractura expuesta de muñeca izquierda y fractura desplazada de muñeca derecha, ambas de carácter grave y resolución quirúrgica; una contusión en la base del pulmón derecho sin indicar su gravedad y una lesión occipital derecha, calificada como leve y grave al mismo tiempo.
Las jueces también criticaron la falta de claridad en la descripción de la acción imputada a Zamora. Según la Fiscalía, el ex carabinero se abalanzó en diagonal contra Anthony, tomándolo con sus brazos e impulsándolo de tal forma que lo elevó sobre la baranda y lo hizo caer hacia el Río Mapocho. Sin embargo, la Fiscalía no logró acreditar esta conducta. En lugar de detallar las acciones específicas de Zamora, los fiscales se limitaron a usar términos generales, como «colisión», «acometer», «maniobra», «arremeter» y «posicionar las manos sobre la víctima», que no se correspondían con la acusación específica.
Además, los testimonios presentados por la Fiscalía resultaron ser contradictorios y confusos. El propio testimonio de Anthony no logró acreditar la acción de Zamora como un homicidio frustrado. El joven describió la acción como un «empujón con forma de agarre», que es diferente a la acusación de que Zamora lo elevó y lanzó sobre la baranda del puente.
A esto se suman las palabras de numerosos testigos que entregan declaraciones diferentes unas de otras. Mientras que la hipótesis central es un supuesto empujón, esta acción no es la que se le imputa al ex cabo de Carabineros. Las jueces concluyeron que hubo tantas versiones de lo ocurrido que los acusadores no pudieron precisar la acción en sus alegatos de clausura, limitándose a usar conceptos generales.
La decisión de absolver a Zamora destaca los desafíos y las dificultades que enfrenta la Justicia para acreditar y juzgar delitos complejos y delicados como este. A la luz de estos acontecimientos, es vital que la Fiscalía revise y mejore sus procedimientos para garantizar que las acusaciones sean coherentes, claras y precisas, a fin de asegurar un juicio justo y equitativo para todas las partes involucradas.
La absolución de Zamora también plantea preguntas sobre la responsabilidad y la rendición de cuentas de las fuerzas del orden en situaciones de este tipo. A medida que el caso continúa generando controversia y debate, es importante recordar la importancia de la justicia y la equidad en el sistema judicial.