El pasado miércoles, mientras la OTAN censuraba a China en la cumbre de Washington por su respaldo a Rusia, el ejército chino exhibía su poderío militar en los mares del Sur. Con aviones de combate y buques de guerra surcando los mares, Taiwan informó que hasta 66 cazas chinos sobrevolaron alrededor de la isla, marcando la mayor incursión en dos años en su zona de identificación de defensa aérea. Al mismo tiempo, desde Filipinas se comunicaba que uno de los tres portaaviones que posee China estaba realizando maniobras en alta mar al este de la isla filipina de Luzón, acompañado de tres destructores.
Mientras los aliados de la OTAN criticaban a Pekín en su declaración final del miércoles por ser un «facilitador decisivo» de la guerra de Rusia en Ucrania, el Ejército Popular de Liberación (EPL) de China mostraba su fortaleza durante su temporada de ejercicios militares de verano. Estos se extienden desde las disputadas aguas del Mar de China Meridional hasta el Pacífico occidental, donde este mes han realizado patrullas marítimas junto a una corbeta rusa.
En Pekín, la semana estuvo llena de juegos de guerra y largas rondas diplomáticas, con el presidente Xi Jinping recibiendo a delegaciones de varios países en desarrollo, desde Tailandia hasta Guinea-Bissau. También se destacó la visita exprés del presidente húngaro Viktor Orban, principal socio de China dentro de la Unión Europea, quien luego voló a Washington para asistir a la cumbre de la OTAN.
El jueves, en respuesta a las acusaciones de la OTAN sobre los envíos de materiales de doble uso a Rusia -componentes de armas, equipos y materias primas- que supuestamente están alimentando al ejército ruso para su ataque a Kiev, Pekín replicó con ira. Desde la misión de China ante la UE, se aseguró que el país asiático siempre ha buscado una solución política a la guerra y que nunca ha proporcionado armas letales a ninguna de las partes en el conflicto. Se insistió en que se mantienen «flujos comerciales normales» con Rusia y que las acusaciones de la OTAN se basan en una mentalidad de Guerra Fría y en una retórica beligerante. Los párrafos que se refieren a China, afirman desde Pekín, están «llenos de provocaciones, mentiras y difamaciones obvias».
Funcionarios chinos han expresado a este periódico que creen que Estados Unidos ha logrado imponer su relato de que China está abasteciendo militarmente al régimen de Putin para su guerra en Ucrania, algo que califican de «falso y sin ninguna prueba». La declaración final de la OTAN acusaba a China de ser un «facilitador decisivo de la guerra de Rusia contra Ucrania» a través de su «asociación sin límites y su apoyo a gran escala a la base industrial de defensa de Rusia».
En el Gobierno de Xi Jinping, se han mostrado especialmente alerta a las referencias de la OTAN sobre la importancia de la región de Asia-Pacífico para la seguridad euroatlántica. La Alianza señaló que se reforzará la cooperación con socios como Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur, países que fueron invitados a la cumbre de Washington.
En respuesta, un portavoz de Pekín declaró: «La OTAN no debería convertirse en un perturbador de la paz y la estabilidad en la región de Asia-Pacífico, ni en una herramienta utilizada por ciertas grandes potencias para mantener su hegemonía». Este mensaje parece estar dirigido al Gobierno de Joe Biden.
Los medios estatales controlados por el gobernante Partido Comunista Chino (PCCh) han sido los encargados de criticar con más dureza a la OTAN, calificándola de «dura por fuera pero frágil por dentro». Según el diario Global Times, «la OTAN es producto de una confrontación de bandos, una herramienta para que EEUU controle y reprima a otros países, y se encuentra en el lado opuesto de la tendencia global general».
Los medios de Pekín sostienen que las «exageraciones» de la OTAN y de la prensa occidental sobre la «amenaza de China» revelan las intenciones de «extender su influencia a la región de Asia y el Pacífico», lo cual, según ellos, solo generará más inestabilidad global y nuevos conflictos.
Hace una década, China era invisible en la declaración final de la cumbre de la OTAN. En 2019, fue incluida por primera vez, con una frase que afirmaba que Pekín «presenta tanto oportunidades como desafíos». En 2021, el tono subió: «China representa desafíos sistémicos para el orden internacional basado en reglas». Un año después, en la reunión de Madrid, el gigante asiático ya se había convertido en una gran amenaza que pretende subvertir el orden internacional.