ONU: Medio siglo después de su traspaso a Marruecos, las protestas nacionalistas en el Sáhara se desvanecen | Internacional

EL PAÍS

El conflicto en el Sáhara Occidental es un tema de larga data, que ha dejado en silencio a los activistas y protestantes de la región. Djimi el Ghalia, una militante saharaui de 63 años que pasó 16 años en una prisión secreta marroquí acusada de simpatizar con el Frente Polisario, habla de la constante vigilancia y la dificultad para manifestar descontento en la región. Según ella, las manifestaciones son pequeñas, de corta duración y lejos de la presencia policial, y los manifestantes son grabados por agentes de paisano para recopilar información sobre ellos.

El governador de la región de El Aaiún, Abdesalem Berkate, argumenta que las protestas han disminuido en la última década gracias a los esfuerzos del gobierno marroquí en infraestructura, creación de empleo, subvenciones y exenciones fiscales. Sin embargo, los saharauis ven esto como un intento de silenciarlos y forzar un cambio contra su voluntad.

El número de habitantes en El Aaiún está creciendo, con la llegada de nuevos vecinos marroquíes. Según las proyecciones, la ciudad contará con unos 500.000 habitantes para el año 2024. Sin embargo, la presencia de saharauis ha disminuido significativamente en comparación con hace 50 años, cuando España abandonó la región, cediéndola a Marruecos y Mauritania.

Las protestas masivas han disminuido desde la pacífica acampada de Agdaym Izik en 2010, que derivó en una sangrienta revuelta. Según El Ghalia, los saharauis temen perder la ayuda económica que reciben del gobierno si participan en las protestas. Para recuperar esta ayuda, deben comprometerse a no asistir a más manifestaciones, y los jóvenes arriesgan la pérdida de becas y bonos de transporte.

El desarrollo económico impulsado por el gobierno de Rabat en los últimos 50 años se percibe como la razón de la estabilidad en el Sáhara Occidental. Sin embargo, Amnistía Internacional informó en 2023 que la policía marroquí dispersó varias protestas durante la visita del enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura.

Los activistas saharauis, a pesar de las dificultades, continúan luchando por el derecho a la autodeterminación. El Ghalia pudo reunirse con De Mistura y le pidió que ayudara a encontrar una solución al conflicto. Sin embargo, la autodeterminación no significa necesariamente la independencia. Si el pueblo saharaui elige la autonomía, El Ghalia y otros activistas estarían satisfechos con la decisión.

En la actualidad, hay un número creciente de migrantes subsaharianos en El Aaiún, y se ha abierto un nuevo centro de detención de inmigrantes. El profesor saharaui Abdelá al Hairach está ayudando a estos migrantes a través de la Asociación Inmigración y Desarrollo. Al Hairach cree que la posibilidad de una autonomía política plena para el Sáhara es muy poco probable.

La tensión en la región sigue siendo alta, y la ONU está trabajando para prevenir una nueva escalada del conflicto. Sin embargo, las conversaciones políticas y las mediaciones no han avanzado desde abril, cuando De Mistura se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores, Naser Burita. A pesar de la situación, los saharauis mantienen la esperanza de un futuro compartido entre los pueblos, siempre que se respete su voluntad.

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