Según sondeos, la izquierda francesa y Macron logran contener a Le Pen, quien se posicionará como tercera fuerza.

La izquierda francesa y Macron consiguen frenar a Le Pen, que sera tercera fuerza, segn los sondeos

La política francesa, caracterizada por su dinamismo y volatilidad, ha experimentado otra sorpresa. Francia ha probado, una vez más, la fortaleza de su cordón sanitario -una unión de fuerzas políticas destinada a evitar una victoria de la extrema derecha- y ha rechazado a Marine Le Pen y su partido, el Reagrupamiento Nacional. A pesar de haber liderado la primera vuelta y ser los favoritos, no lograron ganar en estas elecciones legislativas, sin precedentes en la historia de la nación.

El bloque de izquierdas, que concurrió unido a estas elecciones, obtendrá entre 188 y 199 escaños y se mantendrá como primera fuerza. A continuación, el bloque del europeísta y centrista Emmanuel Macron (Ensemble), que logró remontar y obtendrá entre 164 y 169 escaños. Finalmente, el bloque de Le Pen se quedará con entre 135 y 143 escaños, según los datos provisionales de Ifop para la cadena Tf1.

Es importante destacar que el partido de Le Pen obtuvo un tercio de los votos la semana pasada, después de que Macron adelantara las elecciones legislativas tras el triunfo del partido en las europeas. Nunca antes la extrema derecha había estado tan cerca del poder en Francia, y nunca había conseguido convertirse en la primera fuerza política. Estas elecciones marcarán un antes y un después también por la movilización sin precedentes del país, que no se veía en 43 años.

Ahora Francia entra en un período de incertidumbre. La Asamblea está dividida en tres bloques y ningún partido tiene mayoría absoluta para gobernar. En un giro sorprendente, el primer ministro, Gabriel Attal, ha anunciado que presentará este lunes su dimisión a Macron.

Marine Le Pen, la derrotada de la noche, ha declarado: «La marea crece, nuestra victoria sólo se pospone». Este hecho pone de manifiesto la determinación de la extrema derecha, que sigue luchando por consolidar su presencia en la política francesa.

Las elecciones han abierto un abanico de posibilidades sin precedentes en la V República francesa. Se ha hablado de formar un Gobierno de coalición entre la izquierda y los partidos de centro, o de elegir un gobierno técnico, al estilo de Italia hace unos años.

Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), partido que integra el bloque de izquierda, ha dicho que Macron «debe aceptar la derrota» y «pedir al bloque de izquierda que gobierne» .

La movilización de los partidos en la última semana ha sido crucial para rearmar el cordón sanitario. Este ha funcionado en las dos ocasiones en que Le Pen se enfrentó a Macron en las elecciones presidenciales, aunque en estas elecciones se habían revelado fisuras.

Estas elecciones, convocadas de manera anticipada por Macron, han sido frenéticas, con una campaña fugaz y trepidante y un resultado al nivel. Francia, cuna de los derechos humanos y pilar de Europa, es el país que ha sido capaz, en un par de semanas, de inclinarse hacia la extrema derecha y luego rearmar ese frente contra ella.

A Macron le quedan aún casi tres años de mandato. Después de crear su partido en 2017 y borrar del mapa el antiguo bipartidismo, ahora ha vuelto a cambiar el panorama al adelantar estas legislativas. «Pido una clarificación de la situación», justificó entonces su decisión. Con su jugada, ha evidenciado dos cosas: el ascenso de la extrema derecha pero también la resistencia de Francia frente a ella.

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