El reformista Pezeshkian conquista la presidencia de Irán, desplazando a los ultraconservadores

El reformista Pezeshkian arrebata la presidencia de Irn a los ultraconservadores

El 6 de julio de 2024 marcó un significativo cambio de mando en Irán con la victoria del candidato reformista, Masoud Pezeshkian, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Con más de tres millones de votos de ventaja sobre el candidato favorito del régimen, el negociador del acuerdo nuclear Saeed Jalili, Pezeshkian se convierte en el próximo líder de la nación.

La victoria de Pezeshkian en las elecciones representa el regreso de los reformistas a la presidencia iraní después de casi 20 años. Este cambio político pone fin a los gobiernos de línea dura y moderados que sucedieron al anterior gobierno reformista de Mohammad Khatami, en el que Pezeshkian desempeñó un papel como ministro de sanidad.

Las elecciones presidenciales se convocaron de manera anticipada tras la trágica muerte del presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero en mayo. En la votación, Pezeshkian obtuvo 16,3 millones de votos, superando a Jalili, que logró 13,5 millones de papeletas.

Pezeshkian, un cirujano de profesión, fue el único político reformista que logró pasar el filtro del Consejo de Guardianes, un organismo compuesto por clérigos y juristas encargado de seleccionar a los candidatos que pueden presentarse a las elecciones.

A pesar de no liderar ninguna de las encuestas, Pezeshkian consiguió concentrar el voto reformista en la primera vuelta electoral. Se enfrentó a otros tres candidatos de línea dura que tenían perfiles muy similares y dividieron el voto ultraconservador. Esto resultó en la participación más baja desde la creación de la República Islámica en 1979, con solo el 49,8% de los iraníes acudiendo a votar. La participación en la segunda vuelta aumentó ligeramente hasta el 50%, según datos oficiales.

La caída en el porcentaje de votos en las últimas elecciones se atribuye a un creciente desapego de los ciudadanos con el sistema electoral. Hay una creciente desconfianza de que uno u otro gobierno pueda mejorar la situación económica. A esto se suman los llamados al boicot electoral por parte de partidos opositores y activistas en la diáspora, que critican la falta de libertades del régimen.

Pese a la disminución en la participación, el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, negó que esto sea una señal de descontento con el régimen. No obstante, admitió que existen iraníes insatisfechos con el sistema actual.

Durante su campaña electoral, Pezeshkian prometió revisar los errores del gobierno y apuntó a la caída de voto como un reflejo del descontento público con el sistema político. Entre sus propuestas más destacadas se encuentra la terminación del «aislamiento» de Irán del mundo. Propone un acercamiento a Estados Unidos y los países europeos para recuperar el acuerdo nuclear, lo que podría levantar las sanciones que están asfixiando la economía del país.

El ayatolá Ali Jamenei tiene la última palabra en casi todas las decisiones del país. Sin embargo, la figura del presidente puede marcar el tono y la actitud de las políticas de gobierno, y podría influir en cuestiones importantes, especialmente en el campo de la diplomacia, como las negociaciones nucleares.

Pezeshkian ha declarado que no tiene intención de enfrentarse a la élite de clérigos y halcones de seguridad de Irán, pero como presidente reformista, podría ayudar a mejorar la imagen diplomática del país. Su llegada a la presidencia se produce poco después de que la agencia atómica de las Naciones Unidas (OIEA) revelara que las reservas de uranio enriquecido en Irán han aumentado en los últimos meses y podrían utilizarse para desarrollar armas.

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