En la historia de la industria automovilística, existen muchos episodios fascinantes y peculiares. Uno de ellos es el acuerdo de caballeros entre marcas japonesas establecido en la década de los ochenta, que establecía un límite de 276 caballos para sus modelos deportivos. Estos automóviles JDM son hoy en día muy valorados y cotizados, pero esa era llegó a su fin. ¿Por qué ocurrió esto? La respuesta es multifacética.
En los albores del nuevo milenio, era evidente que los deportivos que se estaban introduciendo en el mercado superaban con creces los 276 caballos establecidos por el pacto. Se rumoreaba que algunos modelos alcanzaban potencias de hasta 330 caballos. El consumidor demandaba vehículos de mayor potencia, y si los fabricantes japoneses no se la proporcionaban, buscarían en otros lugares del mundo donde los coches de 300 caballos o más eran comunes. La globalización y la creciente importación de vehículos también tuvieron un impacto en esta dinámica.
A su vez, la red de carreteras en Japón había mejorado significativamente desde finales de los ochenta, al igual que en otras partes del mundo, incluyendo Europa. La situación económica en Japón, junto con otros factores, en definitiva, un mundo en constante cambio, llevó a que muchos de estos deportivos de 276 caballos (supuestamente) dejaran de fabricarse gradualmente.
Uno de los hitos más significativos en este cambio fue cuando Honda rompió oficialmente el pacto de caballeros en 2004 con el lanzamiento del Honda Legend con un motor V6 3.5 que entregaba oficialmente 296 caballos. Este fue un momento clave en la industria automotriz japonesa, marcando el fin de la era dorada de los JDM que había dejado una huella indeleble a nivel mundial. No sólo el mundo ha cambiado desde entonces hasta ahora, sino también los propios fabricantes japoneses, tanto en sus respectivas situaciones como en sus enfoques.
Uno de los vehículos que desapareció del mercado JDM fue el Nissan Skyline GT-R, un coche venerado y reverenciado a lo largo de varias generaciones, en particular después de la generación R32 que arrasó en todas las competiciones en las que participó. Tras el R34, considerado uno de los coches más avanzados del mundo en su momento, no hubo un verdadero sucesor. El siguiente Skyline, el V35, dio un paso atrás, convirtiéndose en un Gran Turismo y utilizando la mecánica del 350Z.
Sin embargo, el fin del pacto de caballeros permitió a Nissan la libertad de crear un verdadero superdeportivo que fuera un paso más allá. El prototipo GT-R a principios de los 2000 daría lugar al Nissan GT-R, un coche que durante cerca de 20 años ha sido el estandarte de la marca a través de varias revisiones. Aunque parece que el GT-R por fin va a decir adiós, el prototipo Hyper Force podría ser el siguiente paso de Nissan. Además, Toyota sigue pisando fuerte con el GR Supra.
En definitiva, el fin del acuerdo de caballeros de los JDM marcó el inicio de una nueva era en la industria automotriz japonesa. Un periodo en el que las limitaciones autoimpuestas dieron paso a la innovación y al deseo de superar los límites establecidos. Este cambio ha dejado una huella perenne en la industria, con coches que aún hoy son venerados y apreciados por los aficionados al motor de todo el mundo.