Inteligencia Artificial y la Creatividad que Proviene de Ella

EL PAÍS

La artista Coco Dávez ha compartido recientemente sus ideas en torno a la normalización de la Inteligencia Artificial (IA) y su creciente papel en el mundo de la creación artística. Aunque comparte las preocupaciones de muchos de sus colegas acerca de la competencia desleal que la IA puede representar para los artistas humanos, Dávez también ve el potencial que la tecnología tiene para ser una herramienta creativa.

Desde su perspectiva, la IA puede actuar como un asistente creativo, ayudando a los artistas a explorar nuevas posibilidades y a romper los límites convencionales de su trabajo. Sin embargo, es muy consciente de la necesidad de regular varios aspectos de la IA para evitar que se salga de control.

Dávez ha visto cómo la IA puede abrir nuevas posibilidades creativas, permitiéndole experimentar con variaciones aleatorias y escalas creativas que quizás no hubiera considerado de otra manera. Por ejemplo, la IA le ha permitido visualizar y bocetar la idea de una gran escultura en medio de la ciudad, algo que antes hubiera sido impensable.

Esta visión de la IA como una herramienta creativa se manifiesta en el reciente proyecto de Dávez de decorar un hotel en el centro de Madrid. Utilizando la IA para salir de su zona de confort, creó un diseño innovador para la escalera del vestíbulo del hotel, que ha sido muy bien recibido.

Sin embargo, Dávez también señala que la IA puede tener sus limitaciones. En particular, menciona que la IA a menudo produce resultados que son demasiado perfectos o estéticamente agradables, careciendo de la vida y la humanidad que caracterizan al arte humano. También sugiere que la IA puede ser menos eficaz al traducir ideas subjetivas en imágenes precisas.

El ilustrador gráfico Pablo Delcán comparte algunas de las observaciones de Dávez. Delcán ha utilizado la IA para ayudar en su trabajo, pero también ha señalado que la tecnología puede tener un impacto negativo en la creatividad humana si se convierte en una muleta en lugar de una herramienta.

Delcán también señala que, aunque la IA puede superar a los humanos en términos de rapidez y detalle, todavía tiene un largo camino por recorrer en áreas como la empatía, el contexto y el trabajo con tipografía. Además, está de acuerdo con Dávez en la necesidad de una regulación adecuada para evitar el uso indebido de imágenes con derechos de autor.

A pesar de estas preocupaciones, tanto Dávez como Delcán ven un futuro prometedor para la IA en el arte. Ambos creen que la tecnología tiene el potencial de abrir nuevas oportunidades y cambiar la forma en que trabajamos y creamos. Sin embargo, también enfatizan la importancia de recordar que la IA es una herramienta, no un fin en sí misma.

La IA se está convirtiendo en una parte cada vez más integral del proceso creativo, con artistas de todo el mundo utilizando la tecnología para impulsar su trabajo de formas nuevas e innovadoras. Aunque hay preocupaciones legítimas acerca de cómo la IA puede afectar a la creatividad humana y el derecho de autor, también hay una creciente conciencia de las posibilidades emocionantes que la tecnología puede aportar. Como siempre, la clave será encontrar el equilibrio adecuado entre la adopción de nuevas herramientas y la preservación de lo que hace que el arte humano sea único y valioso.

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