Joe Biden, el actual presidente de Estados Unidos, se encuentra en una fase de control de daños tras el caótico debate que tuvo lugar la semana pasada en Atlanta contra su oponente Donald Trump. Durante la celebración del 4 de julio, el Día de la Independencia, en la Casa Blanca, Biden afirmó con determinación, “No me voy a ninguna parte”. Tenía dos compromisos importantes este viernes antes de retirarse para pasar el fin de semana en su casa en Wilmington, Delaware. El primero era un mitin en Madison, Wisconsin y el segundo, la grabación de una entrevista que se transmitiría en horario de máxima audiencia. Durante el mitin, Biden fue claro y contundente: “Me presento y voy a ganar otra vez. Sigo en la carrera, voy a derrotar a Trump”.
El mitin en Madison se desarrolló de manera relativamente discreta con unos pocos cientos de asistentes, lo que contrasta con las concentraciones multitudinarias que suelen acudir a los mítines de Donald Trump. También fue menos concurrido que el discurso que Biden pronunció la semana pasada en Raleigh, Carolina del Norte. Los asistentes repetían el lema “cuatro años más”. El evento careció de ritmo, con vacíos entre los discursos y demoras hasta la llegada del presidente.
Al hacer su aparición, Biden saludó a algunos de los asistentes, intentando mostrar una espontaneidad que parecía algo forzada. Luego, leyó su discurso en el teleprompter, una herramienta que ha demostrado ser crucial para que el presidente pueda hilar su discurso. Se mostró energético y atacó a Trump, aunque es difícil que eso sea suficiente para contrarrestar la creencia generalizada entre el electorado de que es demasiado mayor para optar a un segundo mandato.
Biden reiteró algunos de sus ataques contra Trump, a quien llamó “delincuente convicto”. También criticó la destrucción de empleo (aunque en realidad se debe a la pandemia) durante la presidencia de su antecesor.
El objetivo de Biden, más allá de atacar a Trump, era demostrar que él está en forma. Quizá por eso su discurso fue algo más largo de lo que acostumbra en los mítines. Y reiteró una y otra vez los resultados de su gestión y su intención de presentarse a las elecciones. “Cuando te derriban, te levantas. No voy a dejar que un debate de 90 minutos eche por tierra tres años y medio de trabajo”, insistió.
El presidente bromeó sobre su edad (“aparento 40″, dijo), pero también la abordó de manera seria. Respondiendo a las especulaciones sobre si abandonaría la carrera presidencial, dijo, “Me presento y voy a volver a ganar”.
En un momento del mitin, Biden también tuvo un lapsus, de esos que le pasan factura de forma especial en estos momentos. “Soy el candidato del Partido Demócrata. Vosotros votasteis por mí para que fuera vuestro nominado, por nadie más. Volveré a vencer [a Trump] en 2020″, dijo, confundiendo el año.
Biden cerró su intervención con una frase agresiva: “Permanezcamos unidos, ganemos estas elecciones y exiliemos a Donald Trump, políticamente”.
Biden sabe que se encuentra en una etapa crucial y que necesita despejar las dudas sobre su agudeza mental. Durante una reunión con gobernadores demócratas en la Casa Blanca, bromeó diciendo que su salud estaba bien, pero que lo que le fallaba era el cerebro. También reconoció que necesita dormir más y limitar los actos nocturnos para poder acostarse antes y estar descansado para el trabajo.
Hoy en Wisconsin, el presidente concedió una entrevista a George Stephanopoulos, antiguo estratega y asesor demócrata convertido en presentador estrella de ABC News, que se emitirá en horario de máxima audiencia. El domingo viajará a Filadelfia, Pensilvania para otro acto de campaña. La próxima semana, será el anfitrión de la cumbre de la OTAN en Washington, donde se celebrará el 75º aniversario de su fundación. En dicha cumbre, dará una rueda de prensa abierta a todo tipo de preguntas.