El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha llegado este viernes a Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, lo que ha provocado una ola de rechazo en la Unión Europea (UE). Este encuentro se produce en un momento crítico, ya que Orbán acaba de asumir la presidencia rotatoria semestral del Consejo de la UE. La UE ha sido clara con Orbán, advirtiéndole que no tiene autoridad para negociar en nombre del bloque con Putin. Esta visita es la primera de un líder europeo desde que la guerra a gran escala de Rusia contra Ucrania se ha consolidado.
Viktor Orbán se ha caracterizado por ser un líder nacionalpopulista y es considerado el líder europeo más cercano al Kremlin. A su llegada a la capital rusa, declaró que viajaba “en misión de paz”, las mismas palabras que utilizó en su última visita oficial al Kremlin el 1 de febrero de 2022, 21 días antes de la invasión de Ucrania.
El viaje de Orbán a Moscú y su reunión con Putin están tensando aún más las ya dañadas relaciones de Hungría con la UE. La Comisión Europea ha advertido que la visita pone en riesgo el viaje a Budapest del colegio de comisarios que estaba previsto en los próximos días. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expresado su rechazo al viaje, alegando que el apaciguamiento no detendrá a Putin y que solo la unidad y la determinación permitirán el camino hacia una paz justa y duradera en Ucrania.
El primer ministro húngaro ha respondido a las críticas diciendo que “no puedes hacer la paz desde un cómodo sillón de Bruselas”. Aunque reconoce que la presidencia rotatoria de la UE no tiene mandato para negociar en nombre de la UE, insiste en que no pueden sentarse y esperar a que la guerra termine milagrosamente. El primer ministro polaco, Donald Tusk, se ha preguntado “en qué manos está esa herramienta”.
El portavoz internacional de Orbán, Zoltán Kovács, reconoció que el líder húngaro no tiene potestad europea para negociar en nombre de los Veintisiete y que acudió a Kiev en visita bilateral. En su opinión, la prioridad del semestre de presidencia húngara es “la paz”. Orbán quiere presentarse como un mediador, un puente entre Moscú, Kiev y Bruselas.
La posibilidad de que el líder húngaro plantee una posible negociación de paz con Putin, alejada del esquema ideado por Ucrania, ha causado un terremoto en Bruselas. El alto representante comunitario de Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, ha declarado que la posición de la UE sobre la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania excluye los contactos oficiales entre la UE y el presidente Putin.
El Gobierno de Orbán, que ha estado en el poder durante 14 años, ha obstaculizado constantemente las medidas de apoyo a Ucrania ante la agresión rusa. Hungría ha dilatado sucesivamente los 14 paquetes de sanciones contra el Kremlin y sus satélites desde el inicio de la invasión a gran escala y ha bloqueado más de 6.000 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz.
La visita de Orbán a Moscú se produce solo unos días antes de la cumbre anual de la Alianza Atlántica de la OTAN en Washington. Esta visita oficial no es el primer desafío de Orbán a Bruselas. Orbán fue el primer líder europeo que se reunió cara a cara con Putin desde que el Tribunal Penal Internacional dictó una orden de arresto contra el presidente ruso por crímenes de guerra.
Orbán presiona a Zelenski con un alto el fuego que el Kremlin solo aceptará si le favorece en el campo de batalla. Entre otros pasos, Moscú exige que Ucrania se desarme. Putin ha declarado que está dispuesto a contemplar un alto el fuego si las fuerzas armadas ucranias se retiran por completo de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, y Kiev renuncia oficialmente a su adhesión a la OTAN.
Orbán visitó a Putin en Moscú en febrero de 2022 en lo que definió también como “una misión de paz”. Solo 21 días después, las fuerzas armadas rusas lanzaron sobre Ucrania la mayor ofensiva vista en Europa desde la II Guerra Mundial.