El «tsunami Starmer» ha arrasado en Downing Street, según declaraciones del portavoz parlamentario del Partido Nacional Escocés (SNP), Stephen Flynn. Las recientes elecciones han marcado un cambio significativo, haciendo que el SNP se tambalee en su posición sólida, ya que la gente ha mostrado un claro deseo de cambio. Flynn, que apenas logró mantener su escaño en Aberdeen South, atribuyó la derrota del partido a un deseo de cambio en la dirección del país.
El golpe para el SNP ha sido considerable, registrando su peor desempeño desde 2010. Su presencia en Westminster se ha reducido drásticamente de 48 a nueve diputados. Además del avance del Partido Laborista, que ha recuperado gran parte del terreno perdido desde los días de Tony Blair, los buenos resultados del Partido Liberal-Demócrata también han contribuido a este cambio.
El líder nacionalista John Swinney reconoció la grave situación, describiéndola como «una noche muy difícil y muy dañina para nosotros». Swinney asumió el liderazgo del partido hace dos meses, tras la dimisión de Humza Yousaf, considerado protegido de Nicola Sturgeon. Esta serie de eventos, junto con el fracaso del segundo referéndum de independencia y el escándalo de financiamiento del partido, que obligó a Sturgeon a dimitir hace un año, han llevado al nacionalismo escocés a una espiral descendente.
Swinney, reconociendo la gravedad de los resultados, insistió en la necesidad de un periodo de introspección y pareció moderar las ambiciones soberanistas de sus predecesores, aunque mantuvo la meta de un segundo referéndum de independencia en el horizonte.
La ex líder del SNP, Nicola Sturgeon, antes de su dimisión, intentó convertir las elecciones generales en un «referéndum de facto». Sin embargo, a pesar de que la población sigue fuertemente dividida en la cuestión de la independencia, los resultados electorales han entregado la mayoría de los 57 escaños en disputa en Escocia al Partido Laborista. Esto deja en suspenso la cuestión independentista hasta finales de esta década.
El Partido Laborista ganó los seis escaños de Glasgow a los nacionalistas escoceses, una ciudad que votó a favor de la independencia hace 10 años. Los militantes históricos del SNP, como Joanna Cherry y Tommy Sheppard, perdieron sus escaños en Edimburgo. Los liberal-demócratas también lograron un diputado en la capital, mientras que Reform UK hizo su debut en terreno conservador.
Swinney prometió escuchar atentamente a los votantes, interpretar lo que los resultados les estaban diciendo y examinar una variedad de cuestiones y temas que afectan al país. A pesar del revés electoral, el SNP espera poder aprender de esta experiencia y reevaluar su estrategia para avanzar en su objetivo de lograr la independencia de Escocia.