Según sondeos a pie de urna, el Partido Laborista gana las elecciones en el Reino Unido con una amplia mayoría | Internacional

EL PAÍS

El Partido Laborista ha obtenido una victoria monumental en las elecciones británicas, logrando una mayoría parlamentaria aplastante según los sondeos a pie de urna divulgados por las principales cadenas de televisión británicas. Keir Starmer, líder de la formación, será el encargado de formar Gobierno y asumirá el cargo de primer ministro, dando fin a la era conservadora que ha durado 14 años en el Reino Unido.

La encuesta realizada por Ipsos, dirigida por el sociólogo John Curtice para las cadenas BBC, ITV y Sky News, otorga a Starmer 410 diputados de una Cámara de los Comunes con 650. El Partido Conservador ha sufrido una gran derrota, obteniendo solo 131 escaños, un descenso de 234 escaños en comparación con las elecciones de 2019. Por otro lado, el partido del populista Nigel Farage lograría entrar en el Parlamento con 13 diputados, mientras que los liberaldemócratas con 61 representantes se recuperarían de su crisis, convirtiéndose en la tercera fuerza. Los nacionalistas escoceses del SNP, en cambio, experimentarían una caída dramática de sus 48 diputados (actualmente 43) a apenas 10.

Este sondeo ha demostrado una gran precisión en su pronóstico de las últimas cinco elecciones parlamentarias. Si acierta nuevamente, los laboristas habrían obtenido la mayor ventaja de escaños de un vencedor respecto al partido rival desde 1931, y los tories habrían registrado su peor resultado histórico (hasta ahora fue el de 1906, con 150 diputados).

En 1997, el Nuevo Laborismo de Tony Blair logró un total de 418 escaños, pero los conservadores obtuvieron entonces 165 diputados, lo que significaría que la victoria de Starmer sería aún más contundente.

Starmer agradeció a todos los que han hecho campaña por el laborismo en estas elecciones y a todos los que han depositado su confianza en un Partido Laborista renovado. Si los resultados confirman este aplastante resultado, el candidato laborista habrá obtenido lo que pidió insistentemente durante seis semanas de campaña: una mayoría suficientemente cómoda para poder impulsar el «cambio» prometido en los carteles y discursos electorales. Un mandato potente para poder «remangarse» de inmediato y mejorar la vida de los ciudadanos.

Durante la campaña, Starmer trabajó estrechamente con un equipo de ministros en la sombra para poner en marcha de inmediato las primeras medidas. Sue Gray, la alta funcionaria que elaboró el informe inculpatorio sobre las fiestas prohibidas de Downing Street, durante el confinamiento, se unió a Starmer hace más de un año y será su jefa de gabinete.

Starmer ha establecido cinco objetivos prioritarios para su programa electoral: devolver al país a la senda del crecimiento económico; reformar el Servicio Nacional de Salud (NHS), que acumula listas de espera cercanas a los ocho millones de personas; introducir mejoras en la policía y en el sistema penal; lograr una energía ‘verde’ más asequible para los ciudadanos a través de una nueva compañía pública, Great British Energy; y una mejora general de las oportunidades vitales para todos los ciudadanos.

El nuevo Gobierno gozará probablemente en sus primeros días del apoyo y la buena voluntad del empresariado y de los mercados. Starmer y su ministra de Economía en la sombra, Rachel Reeves, han logrado transmitir a los empresarios y a los mercados una imagen de seriedad y responsabilidad fiscal.

El principal desafío del Gobierno entrante será la crisis de inmigrantes irregulares que siguen llegando a las costas del Reino Unido. Starmer ha prometido eliminar los planes de deportación a Ruanda, por ineficaces, y concentrarse en poner en marcha un nuevo Mando Conjunto de Control de Fronteras, que golpee con dureza a las mafias que trasladan a los inmigrantes.

A pesar de que el Brexit está aparcado y sin posibilidad de revertir la situación, el nuevo primer ministro ha anunciado una mejora de las relaciones con la UE, empezando por el refuerzo en la cooperación en materia de Seguridad y Defensa.

En la bancada de la oposición, los diputados del Partido Conservador estarán más pendientes de su futuro inmediato que de los planes del Gobierno. Los tories deberán decidir pronto si siguen rodando por la cuesta del populismo de derechas o desean convertirse nuevamente en una formación con voluntad de gobierno.

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