El fútbol, a menudo considerado como el lenguaje universal, una vez más se encuentra en el centro de tensiones geopolíticas. Esta vez, un simple gesto de celebración de un gol ha desatado una serie de roces diplomáticos entre Ankara y Berlín.
Merih Demiral, un futbolista turco, celebró su gol durante un partido entre Turquía y Austria con el llamado saludo del lobo gris, un gesto asociado a grupos ultranacionalistas y ultraderechistas en Turquía. Esta celebración no fue bien recibida por las autoridades alemanas, que ven en este gesto una provocación política y una incitación al odio.
El gobierno de Olaf Scholz, el actual canciller alemán, ha convocado al embajador de Turquía en protesta por este gesto. Ankara respondió de la misma manera, convocando al embajador alemán después de que varios ministros alemanes criticaran a Demiral.
Este incidente ha llevado a la UEFA, el organismo que organiza el torneo de fútbol, a investigar el gesto de Demiral como un «comportamiento inapropiado». Sin embargo, en Berlín, los ministros del gobierno han ido más allá y han criticado públicamente al futbolista.
La Ministra de Interior de Alemania, Nancy Faeser, ha dicho que «utilizar la Eurocopa como plataforma para el racismo es completamente inaceptable». Asimismo, ha condenado la utilización de «símbolos de la extrema derecha turca» en los estadios de fútbol.
Por su parte, Ankara ha defendido al jugador turco y ha calificado la reacción de Berlín de «xenofobia». Esta polémica aumenta la tensión entre dos socios estrechos, Alemania y Turquía, que son miembros de la OTAN y que han tenido un historial de momentos muy tensos.
Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, ha modificado su agenda para estar en Berlín el sábado y asistir al partido de cuartos de final de la Eurocopa que enfrenta a la selección turca con Países Bajos. Originalmente, Erdogan tenía previsto acudir a una cumbre en Azerbaiyán, pero ahora enviará a su vicepresidente, Cevdet Yilmaz.
El ministerio de Asuntos Exteriores turco ha defendido a Demiral, afirmando que el gesto que hizo es un símbolo histórico y cultural, hecho durante un momento alegre y de celebración, que no iba dirigido contra nadie. Además, ha recordado que el símbolo no está prohibido en Alemania y que, por tanto, la reacción de Berlín es exagerada.
El propio jugador ha negado que hubiera algún tipo de «mensaje oculto» en el saludo del lobo. Pese a las críticas, Demiral, de 26 años y jugador del Al Ahli saudí, dice no arrepentirse de haber hecho el gesto. “La forma en que lo celebré tiene que ver con mi identidad turca”, señaló antes de subrayar que solo pretendía expresar el orgullo que siente por ser ciudadano turco.
El ministro alemán de Agricultura, Cem Özdemir, hijo de inmigrantes turcos, ha respondido a Demiral diciendo: “Es verdad, no hay nada oculto en el saludo del lobo. Su mensaje es de extrema derecha, simboliza el terror y el fascismo. La UEFA tiene que tomar medidas”.
La Oficina para la Protección de la Constitución, los servicios secretos internos alemanes, asegura que el antisemitismo y el racismo son elementos centrales de la ideología de extrema derecha de los lobos grises. Según su último informe anual, correspondiente a 2023, calcula que hay alrededor de 12.500 seguidores de esta ideología viviendo en el país.
Erdogan no ha hecho comentarios públicamente sobre la noticia; su reacción ha sido por ahora anunciar que acudirá al partido de cuartos de final del sábado para animar a la selección turca.