La inmunidad protege a Trump pero no a su equipo de asesores

La inmunidad salva a Trump pero no a su crculo de asesores

Ser un asesor o abogado para el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puede parecer una propuesta tentadora, con promesas de altos ingresos y acceso a círculos de poder. Sin embargo, esta posición también trae consigo riesgos significativos, incluyendo la posibilidad de terminar en prisión. La lista de individuos que han entrado en el círculo íntimo de Trump para luego ser condenados a una sentencia en uniforme naranja está en constante crecimiento. El último en unirse a esta lista es Steve Bannon, una de las voces más icónicas y seguidas de las fuerzas iliberales tanto dentro de Estados Unidos como en Europa.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha establecido una interpretación constitucional que otorga una inmunidad total al presidente del país para sus «actos oficiales». Esta decisión ha sido una tabla de salvación para Trump, complicando enormemente las acusaciones dirigidas contra él por el fiscal especial Jake Smith. Smith ha presentado hasta cuatro cargos por conspiración y obstrucción contra Trump por sus acciones para no asumir la derrota electoral entre noviembre de 2020 y enero de 2021.

Esta inmunidad también ha servido para retrasar la sentencia por el caso de la actriz porno Stormy Daniels, en el que un jurado de Nueva York consideró a Trump culpable de 34 cargos en mayo. Sin embargo, la inmunidad protege al presidente, no a sus seguidores ni a su amplio círculo de asesores, muchos de los cuales han caído en desgracia durante estos cuatro años y ahora esperan un nuevo ciclo republicano.

El Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York y alguna vez poderoso asesor de Trump, fue inhabilitado por el Tribunal Supremo de su estado por perjurio y repetidas declaraciones falsas ante cortes federales durante su intento de revertir el resultado de las elecciones presidenciales de 2020. Giuliani, quien anteriormente había sido una figura clave a nivel nacional tras los atentados del 11 de septiembre, se ha declarado en bancarrota para evitar pagar los 148 millones de dólares a los que fue condenado por calumnias y difamaciones contra funcionarios locales.

Giuliani ejemplifica los riesgos de estar cerca de Trump. Los que se pusieron a su servicio y permanecieron leales con el tiempo hicieron mucho dinero, pero cuando la música dejó de sonar, pagaron las consecuencias. Giuliani debe 153 millones de dólares a unas 20 personas y empresas, incluyendo abogados, y sus activos apenas superan los 10 millones.

Steve Bannon, el estratega y asesor de Trump, fue condenado a cuatro meses de prisión por desacato después de negarse repetidamente a testificar ante el comité del Congreso que investigaba el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2020. Peter Navarro también está en prisión por la misma razón. Ambos intentaron en vano que el Tribunal Supremo los protegiera.

Otros aliados de Trump, como Paul Manafort, Michael Flynn, y Roger Stone, también han enfrentado problemas legales y han sido condenados por delitos que van desde la obstrucción de la justicia hasta el fraude fiscal. Sin embargo, todos ellos fueron perdonados por Trump en sus últimos días en el cargo.

La lista de aquellos que se unieron a la estrategia de Trump y terminaron detenidos y encarcelados incluye a muchos de los asaltantes del Capitolio, pero también a aquellos que intentaron manipular recuentos o violaron las leyes durante las campañas. Tres piezas clave del llamado «plan de electores falsos» para mantener a Trump en el cargo después de su derrota electoral de 2020 fueron acusadas recientemente en Wisconsin. Otros 11 fueron procesados en Arizona en abril por intentar alterar el resultado de las elecciones.

Sidney Powell, que fue casi portavoz legal de Trump en 2016, llegó a un acuerdo con la Fiscalía, declarándose culpable y testificando contra sus asociados a cambio de no ir a prisión. Michel Cohen, el hombre que pagó 130.000 dólares a Stormy Daniels de su bolsillo a cambio de su silencio, fue condenado en 2018 a tres años de prisión por violar las leyes de financiación de campañas y mentir al Congreso.

En resumen, trabajar para Trump puede ser lucrativo, pero también puede ser peligroso. Aquellos que optan por unirse a su círculo interno deben estar preparados para enfrentar posibles consecuencias legales.

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