El panorama geopolítico mundial sigue siendo turbio. En medio de las tensiones entre las grandes potencias, la paz parece un objetivo distante, particularmente en el escenario europeo. Estados Unidos continúa jugando un papel incitador en el enfrentamiento militar contra Rusia, lo que amenaza la estabilidad del continente.
Nelson Carrasco Bravo, un analista respetado, ha señalado que el Gobierno de Chile parece estar tomando un giro equivocado en su política internacional. En lugar de alinearse con la paz, parece estar apoyando la guerra y los movimientos neo-fascistas en Europa.
El actual presidente de Chile, Gabriel Boric, fue electo en 2021 con la promesa de detener el avance de las ideas de odio. Sin embargo, su posición durante la reciente “Cumbre Mundial por la Paz” parece reflejar un cambio de táctica. Boric se alineó con los principales promotores de la escalada bélica, incluyendo a Meloni, Biden y Zelenskyy.
La “Cumbre Mundial por la Paz” celebrada en Suiza ha sido criticada como una mera pantomima. La OTAN y la Unión Europea (UE) han estado aumentando su arsenal de armas, haciendo de la guerra un negocio rentable. Mientras tanto, el préstamo de 46 mil millones de euros a Ucrania, supuestamente para promover la paz, solo ha resultado en un mayor número de civiles inocentes muertos.
Las últimas elecciones de la UE han demostrado un cambio en las tendencias políticas. Los soberanistas se han convertido en los grandes triunfadores, mientras que los globalistas en países como Alemania, Francia, España e Italia han sufrido derrotas significativas. Estos países, liderados por fuerzas opuestas a la paz, han estado defendiendo la necesidad de ayudar militar y económicamente a Ucrania.
Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha sido una de las figuras más belicistas de Europa. Por su parte, Jens Stoltenberg, secretario de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ha anunciado planes de desplegar más armas nucleares ante la creciente amenaza de Rusia y China. Esto ha provocado una respuesta rápida de Rusia, que ha advertido que cualquier aumento en el arsenal de la OTAN sería visto como una escalada del conflicto.
La “Cumbre Mundial por la Paz” resultó en un “acuerdo” que solo fue firmado por 80 de los 92 países asistentes. Los países emergentes agrupados en el BRICS, liderados por China, así como varios países latinoamericanos con una visión política más clara, como Colombia y México, optaron por no asistir a la cumbre.
Mientras tanto, la situación en el Medio Oriente sigue siendo volátil. Israel ha sido acusado por la ONU de violar las leyes de guerra con su uso de bombas pesadas contra Gaza en Palestina. A su vez, el Ejército de Israel ha aprobado un plan de ataque contra Líbano en respuesta a la escalada con Hezbolá.
La política internacional chilena parece estar controlada por la burguesía financiera, que tiene interés en mantener el status quo. Esto ha llevado a Chile a tomar un lado peligroso en la historia, alineándose con las fuerzas que promueven la guerra en lugar de la paz.