En una reciente presentación ante la Comisión de la Cámara de Diputados chilena, ocurrió una discusión poco convencional que ha captado la atención de los medios. Durante un debate sobre la Ley de Pesca, Ignacia Uribe, directora de la Fundación Veg, hizo una afirmación sorprendente sobre los peces que ha suscitado un amplio debate: afirmó que los peces pueden practicar deportes.
La Fundación Veg es una organización no gubernamental (ONG) veganista que busca reducir el sufrimiento de los animales destinados al consumo humano. Su directora, Ignacia Uribe, se presentó ante la comisión con el objetivo de defender a los peces como seres «sintientes», una visión respaldada por la fallida indicación del diputado Jorge Brito para proteger a los recursos marinos “sintientes” en la Ley de Pesca.
La idea de que los peces pueden practicar deportes puede parecer extraña a primera vista. Sin embargo, Uribe argumentó que los peces tienen “personalidad, pensamientos” y que incluso pueden jugar fútbol. En sus propias palabras: “La verdad es que los peces son más que números y toneladas… Cada uno de esos peces es un individuo con su personalidad, pensamientos, intereses y memoria, hay peces tímidos y atrevidos…, han aprendido a jugar fútbol, a hacer trucos y utilizar herramientas”.
Esta no es la primera vez que se plantea la idea de que los peces puedan practicar deportes. En 2020, se viralizó un video de un hombre en China que había montado una cancha de fútbol en su pecera. En el video, se puede ver a los peces jugando con un balón y marcando goles en arcos demarcados en la pecera. Este video se ha utilizado para respaldar la visión de Ignacia Uribe y proporcionar evidencia de que los peces pueden, de hecho, practicar deportes.
La discusión sobre si los peces pueden o no practicar deportes es, por supuesto, más amplia que una simple afirmación. Este debate es parte de una conversación más grande sobre el reconocimiento de los derechos de los animales y la necesidad de tratamientos más éticos para los seres vivos. En este contexto, la afirmación de Uribe no es simplemente que los peces pueden jugar al fútbol, sino que son seres individuales con personalidades y capacidades propias.
El debate también plantea preguntas sobre la ley de pesca y cómo deberíamos regular nuestra interacción con los peces y otros animales marinos. ¿Deberíamos considerar a los peces simplemente como recursos para ser explotados o deberíamos reconocer su individualidad y sus derechos? Estas son preguntas importantes que deben ser consideradas en el marco de cualquier discusión sobre la ley de pesca y el trato ético de los animales.
El debate en la Cámara de Diputados chilena es un ejemplo de cómo las opiniones sobre los derechos de los animales están cambiando y evolucionando. A medida que continuamos aprendiendo más sobre los animales y su capacidad para sentir y experimentar, es probable que estas discusiones se vuelvan cada vez más frecuentes y complejas.
En última instancia, la afirmación de Uribe de que los peces pueden practicar deportes es un llamado a reconsiderar cómo vemos y tratamos a los animales. Independientemente de si uno está de acuerdo o no con su afirmación, es un recordatorio de que los animales son seres complejos con sus propias personalidades y habilidades, y que merecen ser tratados con respeto y dignidad.
La discusión en la Cámara de Diputados es un ejemplo de cómo las opiniones sobre los derechos de los animales están cambiando y evolucionando. A medida que continuamos aprendiendo más sobre los animales y su capacidad para sentir y experimentar, es probable que estas discusiones se vuelvan cada vez más frecuentes y complejas.
Los avances en la investigación científica han demostrado que los peces son seres sensibles con personalidades únicas, capaces de experimentar una variedad de emociones y comportamientos. Aunque todavía hay mucho que aprender sobre los peces y su comportamiento, es claro que merecen un trato ético y respetuoso.
Este debate también tiene implicaciones para la forma en que gestionamos y protegemos nuestros recursos marinos. Si reconocemos que los peces son seres sensibles con derechos, entonces tenemos la responsabilidad de garantizar que nuestras leyes y políticas reflejen ese reconocimiento.
El debate sobre si los peces pueden practicar deportes es, en última instancia, un reflejo de una conversación más amplia sobre los derechos de los animales y el bienestar. A medida que avanzamos hacia un futuro más ético y sostenible, es esencial que continuemos estos debates y cuestionemos nuestras suposiciones sobre los animales y su capacidad para sentir y experimentar.