El entrenador de la selección española de baloncesto, Sergio Scariolo, enfrenta el desafío del ‘back to back’, dos partidos en 24 horas en el Preolímpico, que se convierte en un verdadero enredo a pesar del triunfo inicial contra Líbano. En medio de este desafío, uno de los jugadores clave de la selección, Juancho Hernangómez, sufre una lesión en el aductor y la amenaza de Bahamas se cierne en el horizonte. Sin embargo, estos contratiempos no frenan la ilusión de España por estar en los próximos Juegos Olímpicos de París. El siguiente obstáculo en este camino es un partido contra Angola.
Pese a las adversidades, España tiene la mira puesta en los Juegos de París y está dispuesta a enfrentar cualquier desafío. El siguiente en la lista es Angola, un equipo que, aunque no cuenta con la misma trayectoria que la selección española, tiene en sus filas jugadores de la talla del pívot de la NBA, Bruno Fernando, y Jilson Bango, una de las sensaciones de la Bundesliga, que recientemente fichó por el Casademont Zaragoza.
El encuentro con Angola también trae recuerdos del pasado. Hace 32 años, Angola logró una victoria sorprendente contra España en los Juegos de Barcelona, en un partido que quedó marcado en la historia del baloncesto español como el ‘angolazo’. Aquel equipo angoleño, dirigido por Antonio Díaz Miguel, humilló a España con un resultado de 63-83, en lo que se consideró el Waterloo del baloncesto español.
El recuerdo de aquel partido sigue vivo. El hijo de Jean Jacques Conceiao, Silvio de Sousa, un jugador clave en aquella victoria de Angola, forma parte del actual equipo angoleño. Aunque el equipo de hoy no tiene la misma potencia que aquel que dominaba el baloncesto africano, la historia sigue latente y el recuerdo del ‘angolazo’ sigue presente en la memoria colectiva del baloncesto nacional.
Pese a todo, el entrenador Scariolo ha advertido sobre el peligro que representa Angola, un equipo que destaca por su «extraordinaria prestancia atlética». Por su parte, el segundo entrenador de Angola, Anibal Moreira, quien también formó parte del equipo que venció a España hace 32 años, reconoce que será un partido difícil, pero mantiene la esperanza y asegura que darán lo mejor de ellos.
En este camino hacia los Juegos de París, España debe enfrentar estos desafíos y superar los fantasmas del pasado. No sólo se trata de ganar partidos, sino de superar obstáculos y aprender de los errores del pasado. El recuerdo del ‘angolazo’ puede ser un recordatorio de lo que no se debe repetir, pero también puede ser una motivación para luchar con más fuerza y determinación.
El baloncesto no es sólo un juego, es una lucha constante, una superación de desafíos y una prueba de resistencia. En este camino hacia París, España tiene la oportunidad de demostrar su valía y su capacidad para superar cualquier obstáculo. Aunque el camino sea difícil, la ilusión y la determinación pueden ser la clave para alcanzar el objetivo: los Juegos Olímpicos de París.