El universo del fútbol está de luto tras la muerte de **Comunardo Niccolai**, apodado el rey de los autogoles. La noticia de su fallecimiento a los 77 años en Pistoia ha causado un impacto profundo en la comunidad futbolística. Muchos recordarán a Niccolai explicando por qué siempre hacía goles en la portería equivocada, una reputación que adquirió tras marcar seis goles en propia puerta, dos menos que **Riccardo Ferri**. Sin embargo, sus autogoles eran considerados obras de arte, no simples errores. Sus remates de cabeza al ángulo eran tan precisos que ni el legendario portero Zamora hubiera podido detenerlos.
Niccolai, quien conquistó el Scudetto con el Cagliari en 1970, fue un defensa destacado que los delanteros preferirían evitar. A pesar de su fuerte presencia defensiva, Niccolai tenía sus fragilidades. Una vez, olvidó vendar sus tobillos antes de un partido y terminó sufriendo una lesión grave. Desafortunadamente, el partido en cuestión era el debut de Italia contra Suecia en la Copa Mundial de 1970. Esa fue la última vez que Niccolai jugó en el torneo, perdiéndose así el «partido del siglo» contra Alemania y la final contra **Pelé**.
Nacido en Uzzano, Pistoia, Niccolai luchó para abrirse camino en el mundo del fútbol, un terreno donde los mejores no siempre triunfan. Sin embargo, contra todo pronóstico, Niccolai logró ganar trofeos con el menos probable de los equipos: el **Cagliari**. En aquel entonces, un Scudetto en Cerdeña valía al menos tres Champions en otros lugares. Niccolai y su equipo tuvieron que sortear todo un sistema, incluyendo a los árbitros, para lograr sus éxitos.
Con su rostro curtido por la experiencia y su mirada impasible, Niccolai era un pilar para los que estaban delante. En última instancia, era él quien decidía cuándo y cómo se recibía un gol. Era una garantía para los atacantes, pero una pesadilla para los porteros, incluso para el gran **Ricky Albertosi**.
A pesar de su reputación por los autogoles, la defensa del Cagliari durante la temporada del Scudetto era prácticamente impenetrable, permitiendo solo 11 goles. Niccolai tenía un lugar asegurado en el equipo, ya que defensores tan férreos y elegantes como él eran difíciles de encontrar. Aunque es posible que los grandes equipos lo hayan cortejado, Niccolai eligió permanecer en el Cagliari, al igual que **Riva**, excepto en la fase final de su carrera, que jugó en ligas inferiores.
La muerte de Niccolai llega pocos meses después de la de **Gigi Riva**. En enero, Niccolai recordó a Riva con cariño, diciendo: «Nos conocíamos desde siempre. Incluso hicimos el servicio militar juntos en la Cecchignola de Roma. Cuántas travesuras hicimos. Los mejores años de nuestras vidas». Ambos jugadores, aunque de manera diferente, supieron cómo marcar goles y dejar huella en el mundo del fútbol.
La carrera de Niccolai es un testimonio de la perseverancia y la destreza necesarias para sobresalir en el fútbol. A pesar de las adversidades y las críticas, Niccolai demostró ser un jugador invaluable cuyo legado seguirá vivo. La huella que ha dejado en el deporte es incalculable y su ausencia se sentirá profundamente en el mundo del fútbol. Sin duda, Comunardo Niccolai será recordado como un feroz defensor, un compañero de equipo invaluable y, sobre todo, como el rey de los autogoles.