La creciente presencia de China en el mundo tecnológico está siendo objeto de atención y estudio. Angela Zhang, profesora en la Universidad de Hong Kong, es una experta en cómo China regula y supervisa sus empresas tecnológicas. Su experiencia y conocimientos brindan una visión privilegiada de las operaciones internas de un mercado conocido por su opacidad.
China ocupa un lugar destacado en la escena tecnológica global, siendo el origen de aplicaciones populares como TikTok, Temu y Shein. Además, es líder en la producción de coches eléctricos, baterías y teléfonos. Sin embargo, poco se sabe sobre su mercado interno y las razones detrás de sus éxitos y fracasos.
Para abordar esta brecha de información, Zhang ha publicado un libro titulado High Wire, que se centra en la regulación y la tecnología en China. Aunque el libro solo está disponible en inglés por ahora, ha despertado interés en todo el mundo. Sin embargo, la crítica franca de Zhang a su gobierno ha hecho que su libro no sea bien recibido en China.
A pesar de su crítica, Zhang destaca que las aplicaciones chinas son altamente competitivas debido a su calidad superior. Según ella, las empresas chinas se benefician de un mercado interno gigantesco que les proporciona un terreno de pruebas óptimo. Además, su cultura de trabajo intensa, junto con su enfoque en mejorar la experiencia del usuario, les ha permitido prosperar en el mercado tecnológico global.
La profesora Zhang también expresó su preocupación por la adicción a las aplicaciones debido a su perfeccionamiento, citando a TikTok, Temu y Shein como ejemplos. Las empresas chinas han llegado a un nivel de sofisticación en el diseño de sus aplicaciones de consumo que les permite captar y mantener la atención de los usuarios de manera efectiva.
Sin embargo, este éxito tiene un coste. Zhang destaca que las empresas chinas mantienen un ambiente de trabajo extremadamente competitivo, en el que los equipos compiten entre sí para crear la misma aplicación. Este tipo de competencia interna es efectiva para perfeccionar el producto, pero puede ser muy duro para los empleados.
Las regulaciones chinas sobre la tecnología también son un tema de interés. Zhang menciona que empresas como OpenAI o Microsoft están reacias a exponerse a las regulaciones chinas, que exigen un alto nivel de transparencia y alineamiento con los valores socialistas.
Además, Zhang señala que los reguladores chinos están principalmente preocupados por mantener la estabilidad política. Aunque el gobierno chino impone estrictas regulaciones de moderación de contenido en las plataformas, su enfoque principal es la política.
A pesar de los desafíos, las empresas chinas siguen avanzando en el desarrollo de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial. Sin embargo, Zhang predice que el proceso legislativo para una ley nacional de IA en China podría llevar al menos dos años.
Además de abordar las preocupaciones sobre la regulación y la ética de trabajo, Zhang también habló sobre la preocupación de los políticos chinos por los deepfakes. China es el primer país en introducir normas para regular los deepfakes, una tecnología que podría ser utilizada para difundir desinformación y causar inestabilidad.
En última instancia, el análisis de Zhang ofrece una perspectiva única sobre la intersección de la tecnología y la regulación en China. Aunque hay muchas preocupaciones, también hay oportunidades para el crecimiento y la innovación. La evolución de este escenario es algo que todos los interesados en la tecnología y la política deberían seguir de cerca.