El pasado fin de semana, la ciudad de Essen en el oeste de Alemania fue testigo de un importante acontecimiento político. El partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), concluyó su polémico congreso sin mayores sobresaltos, a pesar de las multitudinarias protestas que se habían registrado el día anterior. La jornada del domingo fue relativamente tranquila, a diferencia del sábado cuando miles de manifestantes inundaron la ciudad coreando “¡nazis fuera!”.
La AfD aprovechó su congreso para reafirmar su posición en el panorama político alemán y europeo. Sus dos presidentes fueron ratificados en sus puestos y se votaron resoluciones sobre política exterior que confirmaron su postura prorrusa. Además, el partido celebró sus recientes resultados en las elecciones europeas, donde consiguieron el segundo puesto con el 15,9% de los votos. Este logro ha llevado a la AfD a considerar la posibilidad de liderar su propio grupo en el Parlamento Europeo.
El partido de ultraderecha también se está preparando para las próximas elecciones en tres länder del este de Alemania en septiembre. Las encuestas indican que la AfD podría obtener más del 30% de los votos en Sajonia, Turingia y Brandeburgo, lo que les convertiría en la primera fuerza política. El copresidente de la formación, Tino Chrupalla, expresó su deseo de que el partido pueda empezar a asumir responsabilidades de Gobierno. «Queremos gobernar. Primero en el este, luego en el oeste y después en el Gobierno federal», afirmó Chrupalla.
Sin embargo, la AfD enfrenta una fuerte oposición, tanto a nivel nacional como internacional. En Alemania, el partido se encuentra aislado debido a un cordón sanitario que impide cualquier tipo de alianza con otros partidos. La copresidenta de la AfD, Alice Weidel, describió como una de las tareas centrales de su renovado mandato derribar estos «cortafuegos inconstitucionales». A nivel europeo, la AfD también es vista como una paria. De hecho, el grupo Identidad y Democracia, liderado por Marine Le Pen, expulsó al partido después de que su candidato a las europeas, Maximilian Krah, blanqueara a las SS nazis en una entrevista.
A pesar de estos contratiempos, la AfD busca su lugar en el panorama político europeo. El partido está considerando la posibilidad de liderar su propio grupo en el Parlamento Europeo. Sin embargo, también está en negociaciones para integrarse en otra alianza ya formada.
Para complicar aún más las cosas, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, anunció durante el congreso de la AfD la creación de una nueva agrupación de extrema derecha en el Parlamento Europeo. Esta nueva alianza, llamada Patriotas para Europa, podría cambiar el equilibrio de poder en el Parlamento, donde ya existen dos fracciones de derecha radical: Identidad y Democracia y los Conservadores y Reformistas Europeos.
En cuanto a la política exterior, la AfD aprobó una resolución que pide a Alemania «emanciparse» de la política exterior estadounidense y poner fin al suministro de armas a Ucrania. La resolución también se pronuncia en contra de aislar a Rusia con sanciones.
Las protestas contra la AfD que se habían registrado el sábado disminuyeron considerablemente el domingo. Solo un pequeño grupo de unas 150 personas continuó manifestándose fuera del palacio de congresos donde se reunía la AfD. A pesar de la tensión, las protestas fueron en su mayoría pacíficas, aunque hubo algunos enfrentamientos con la policía. En total, 28 agentes resultaron heridos, uno de ellos de gravedad. La policía está analizando las imágenes de video y busca testigos del incidente.
Este congreso ha dejado claro que la AfD está decidida a consolidar su posición en el panorama político alemán y europeo. A pesar de la fuerte oposición que enfrenta, el partido parece estar dispuesto a luchar por sus objetivos y a romper las barreras que le han impedido formar alianzas con otros partidos. Solo el tiempo dirá si la AfD podrá superar estos obstáculos y lograr sus ambiciones políticas.