En medio de la frenética carrera por la alcaldía de Santiago, la cual es considerada por muchos como la madre de todas las batallas, las tensiones políticas y las disputas se están intensificando a medida que se acercan las elecciones municipales de octubre. Aunque las candidaturas aún no se han inscrito oficialmente, el panorama electoral ya está cobrando forma y la competencia se está calentando.
El epicentro del conflicto político se encuentra entre la actual alcaldesa,Irací Hassler (PC), quien se espera que busque la reelección, y el precandidato de Chile Vamos, el exministro de Defensa, Mario Desbordes (RN). Ambos protagonizaron un enfrentamiento este fin de semana después de que Hassler criticara a Desbordes en una entrevista con La Tercera.
Hassler, al ser consultada sobre cómo ha visto los primeros pasos de Desbordes como precandidato, respondió con una crítica velada. Según ella, Desbordes debería enfocarse más en colaborar con la justicia en temas que se han planteado en lugar de desviar la atención en ciertos elementos. Su comentario apunta a la investigación de la llamada Operación Topógrafo, en la que el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) acusó a Desbordes de presuntos delitos de tráfico de influencia en el nombramiento de la ministra María Teresa Letelier en la Corte Suprema.
La querella del INDH fue ingresada ante el 7° Juzgado de Garantía de Santiago, el mismo que posteriormente acogió un recurso de reposición del abogado Agustín Martínez Costa, representante del expresidente de RN, y la declaró inadmisible.
Desbordes, por su parte, argumenta que Hassler está intentando desviar la atención de su pésima gestión utilizando esta operación política. Afirma que Hassler ha descuidado a Santiago y ha estado en contra de las medidas de seguridad. Además, acusa a Hassler de dilapidar los recursos públicos de la más lamentable manera en toda la historia de la Municipalidad de Santiago.
Desbordes también critica a Hassler por llenar la administración municipal de funcionarios públicos de su partido, quienes, según él, no hacen su trabajo y han desplazado a los funcionarios públicos de carrera que llevaban décadas trabajando en el municipio. Acusa a Hassler de estar desesperada y de no poder entrar en el debate de fondo sobre su breve pero lamentable historia política y su mala gestión como alcaldesa.
Desbordes concluye que Hassler intenta insistir en esta estrategia fracasada para desviar la atención de sus faltas. Advierte que su gestión en áreas como educación, salud, cultura, atención a los adultos mayores y seguridad dejará una herencia muy compleja para quien asuma el cargo de alcalde después de ella.
Además de esto, Desbordes critica a Hassler por su cuenta pública realizada en el Teatro Municipal de Santiago, en la que, según él, gastó fondos públicos de manera cuestionable. Desbordes insiste en que Hassler perderá las elecciones municipales el 27 de octubre y que su gestión ha sido tan deficiente que incluso ha recibido críticas desde el Partido Socialista.
Finalmente, Desbordes insta a Hassler a no eludir el debate y a responder a las acusaciones que se le han hecho. Según él, Hassler ha malgastado miles de millones de pesos en contratar a personas de su partido y ha deteriorado la gestión del municipio.
En un tono final de desdén, Desbordes concluye diciendo que, a pesar de lo que haga Hassler, la gente no le creerá porque saben que ella formaba parte del corazón del octubrismo más duro, que maltrató a los carabineros y que incluso fueron capaces de destruir una parte del centro de Santiago.
Esta tensa situación entre Hassler y Desbordes ilustra la intensidad de la carrera por la alcaldía de Santiago, que se perfila como una de las más reñidas de las próximas elecciones municipales.