Con el inminente regreso a las escuelas de miles de estudiantes en Chile, los niveles de incertidumbre y estrés aumentan entre padres y estudiantes. En algunos casos, niños y adolescentes no han retornado a las aulas desde el inicio de la emergencia sanitaria originada por el Covid-19. Esta preocupación se acrecienta ante el temor de posibles contagios en los colegios, los protocolos sanitarios y las normativas específicas de cada institución educativa.
Además, surge la inquietud sobre cómo el cambio en sus rutinas y la posibilidad de sufrir maltrato o acoso por parte de sus compañeros pueden afectar a los estudiantes. El bullying o acoso escolar es un factor de riesgo que afecta la integridad física y mental de los niños y adolescentes en etapa escolar.
Según la Agencia de Calidad de la Educación, en Chile cuatro de cada diez escolares son discriminados en sus colegios por diversas razones como sus características físicas, personalidad, forma de vestir o ritmo de aprendizaje. La Unesco sostiene que la tercera parte de los niños y adolescentes en el mundo sufre de bullying, aumentando los casos entre quinto básico y primero medio.
La discusión sobre la preparación y seguridad de los colegios y estudiantes para un retorno a clases presenciales cobra relevancia. Es necesario visibilizar el bullying como un problema que afecta directamente a los niños y adolescentes, y considerar cómo prevenir esta situación.
Susana López, psicóloga clínica de Intervención Familiar del Hospital San Pablo de Coquimbo, enfatiza en la importancia de la comunicación centrada en el sentir de cada estudiante. Propone incentivar la comunicación entre padres y estudiantes preguntándoles por tres cosas buenas y tres cosas malas que les ocurrieron en el colegio cada día.
López sugiere también acercarse a los niños y adolescentes, conocer sus amigos y entender cómo se comportan en diferentes situaciones, esto permitirá identificar si están sufriendo algún tipo de violencia o abuso. Es crucial que cada estudiante se sienta acogido y resguardado por sus cuidadores y por el colegio, manteniendo una comunicación constante con el profesor.
En casos de bullying es fundamental atender tanto a la víctima como al responsable. Muchas veces los niños que ejercen bullying son catalogados de forma negativa, sin entender que pueden estar lidiando con problemas en casa o con la gestión de sus emociones.
Educar a través de las emociones
La educación emocional es clave. Conocer y entender las emociones puede ayudar a prevenir el bullying. Si se enseña a los niños a identificar y gestionar sus emociones, es menos probable que las descarguen sobre otros.
La solidaridad y empatía se fomentan a través del conocimiento de las emociones. Entender la propia emoción permite empatizar con la emoción del otro, evitando burlas y sufrimiento. Es esencial que los padres y cuidadores sepan gestionar sus emociones frente a los niños, sin ocultarlas, para enseñarles cómo gestionar las suyas.
Cómo prevenir el bullying
Para prevenir el bullying, López sugiere conocer el entorno de cada niño y adolescente, incluyendo sus amistades y, si es posible, a los padres de sus amigos. Además, destaca la importancia del rol de orientadores y psicólogos en los colegios, quienes deben generar espacios y talleres enfocados en las emociones y cómo gestionarlas.
Diego Cortés, sociólogo educacional de la Universidad Arturo Prat, resalta la importancia de generar estímulos positivos en los niños tanto en el colegio como en la familia, a través de talleres de fortalecimiento comunitario y compañerismo.
Por qué se ejerce el bullying
La violencia entre compañeros puede estar relacionada con la frustración o algún problema familiar. Si las emociones no se expresan o si los padres no enseñan a sus hijos sobre ellas, pueden manifestarse de forma violenta en cualquier contexto. Cortés sostiene que el bullying se provoca principalmente por la carencia socio afectiva de los niños que la ejercen, además de la falta de empatía de la sociedad frente a los niños y la falta de comunidad y lazos de compañerismo.