Desde mayo, los cielos de Corea del Sur han sido sobrevolados por más de 1.000 globos norcoreanos con desechos, incluyendo restos de heces humanas y de animales, papel higiénico usado, y prendas rotas de marcas de ropa surcoreanas. Esta táctica de guerra psicológica adoptada por Corea del Norte es vista como una represalia ante los activistas surcoreanos que han estado enviando globos con folletos de propaganda anti-norcoreana que critican al líder del Norte, Kim Jong-un.
El lanzamiento de estos globos de basura se ha reanudado tras la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a la capital norcoreana. Durante su visita, Putin y Kim firmaron un pacto de asistencia militar mutua que resucitó un antiguo acuerdo de la Guerra Fría. Este pacto, que establece que si una de estas naciones es invadida y empujada a un estado de guerra, la otra debe desplegar «todos los medios a su disposición sin demora para proporcionar asistencia militar y de otro tipo», ha sacudido el tablero geopolítico y ha suscitado preocupaciones sobre el creciente acercamiento entre estos dos estados con armas nucleares.
China, que está tratando de mantenerse al margen de este desarrollo, se ha encontrado en una posición difícil, ya que quiere evitar ser incluida en el bloque que están formando Moscú y Pyongyang. Por otro lado, el tripartito de democracias aliadas del Pacífico que forman Estados Unidos, Corea del Sur y Japón han condenado conjuntamente la «profundización de la cooperación militar» entre Corea del Norte y Rusia.
Tras este pacto de defensa entre Putin y Kim, se espera que Washington, Seúl y Tokio tomen medidas contundentes en la región con nuevos ejercicios militares conjuntos. Pero la respuesta más notable vino de Corea del Sur, que está considerando enviar armas a Ucrania. El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, emitió un comunicado en el que calificaba el pacto como una amenaza para la seguridad de su país.
El asesor de seguridad nacional surcoreano, Chang Ho-jin, advirtió que «reconsiderarán la cuestión del suministro de armas a Ucrania». Chang añadió que cualquier cooperación que ayude a aumentar el poder militar de Corea del Norte es una violación del Consejo de Seguridad de la ONU.
En una señal de protesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur convocó al embajador de Rusia un día después de la firma del acuerdo. Corea del Sur, que es el noveno mayor exportador de armas del mundo, ha apoyado a Kiev desde el inicio del conflicto con el envío de ayuda humanitaria y se ha sumado a las sanciones de Occidente contra Moscú.
Mientras Seúl y Moscú intercambian advertencias y Corea del Norte vuelve a su táctica de guerra psicológica con los globos de basura, un portaaviones Armada estadounidense, el USS Theodore Roosevelt, atracó en el puerto surcoreano de Busan para participar en los próximos ejercicios trilaterales con el ejército de Corea del Sur y de Japón. La fecha de estos ejercicios aún no se ha anunciado.
En este escenario de creciente tensión y cambio en el equilibrio de poder, la posibilidad de que Corea del Sur envíe armas a Kiev ha cobrado más fuerza. Los analistas del país asiático han comenzado a especular sobre las armas que las autoridades surcoreanas podrían enviar a Kiev, que ayudarían al ejército ucraniano a lograr importantes avances. Entre estas armas se mencionan los sistemas de lanzamiento de cohetes Chunmoo, los obuses K9 y los tanques K2.
Esta cadena de eventos marca una nueva fase en las relaciones entre las dos Coreas y Rusia, con implicaciones significativas para la seguridad regional y global. El camino a seguir es incierto y el mundo observa atentamente cómo se desarrolla esta situación.