El deporte del boxeo se ha enfrentado recientemente a un episodio de controversia. El foco de este escándalo es el popular boxeador Ryan García, que ha sido sancionado por dopaje, y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) que, en lugar de imponer una sanción adicional, ha optado por mostrar su apoyo al atleta. El presidente del CMB, Mauricio Sulaimán, sorprendió al mundo del boxeo con su postura, que parece contradecir la ética deportiva básica en la lucha contra el dopaje.
Ryan García fue sancionado con un año fuera del cuadrilátero después de que se descubriera que había recurrido al uso de sustancias ilegales para mejorar su rendimiento. Específicamente, utilizó Ostarine, un modulador selectivo del receptor de andrógenos que se ha demostrado que aumenta la masa muscular y la resistencia. Además de esto, García también subió intencionadamente fuera de peso para su pelea contra Devin Haney, una clara ventaja injusta que se suma a su uso de sustancias prohibidas.
A pesar de estos hechos, el CMB, bajo la dirección de Mauricio Sulaimán, ha optado por no castigar a García. En lugar de eso, Sulaimán ha defendido públicamente al boxeador, argumentando que, en lugar de castigar, el objetivo del CMB es ayudar a García, quien, según él, está «sufriendo y pasando por dificultades». Esta decisión ha generado una gran cantidad de críticas, ya que muchos ven en ella un claro caso de favoritismo hacia un boxeador que genera mucho dinero, en lugar de actuar en interés de la justicia deportiva.
Sulaimán incluso llegó a anunciar su postura en una publicación en Twitter, declarando que el CMB no tiene la intención de castigar a García. Este sorprendente giro de los acontecimientos ha dejado a muchos en el mundo del boxeo preguntándose acerca de la integridad del CMB y su compromiso real con la lucha contra el dopaje.
Uno de los más afectados por esta situación es, sin duda, Devin Haney. Haney, que cumplió con todas las reglas y pasó todos los controles antidopaje antes de su pelea contra García, se encontró en clara desventaja durante el combate, siendo derribado en varias ocasiones por un boxeador que había aumentado su fuerza gracias al uso de sustancias prohibidas.
Devin Haney expresó su consternación ante la decisión del CMB de apoyar a García, señalando que mientras él sufre las consecuencias de haber sido engañado, el CMB está pidiendo apoyo para su adversario. Esta situación ha dejado a Haney y a muchos otros en la comunidad del boxeo preguntándose sobre la equidad y la imparcialidad de las organizaciones que rigen este deporte.
El apoyo del CMB a Ryan García plantea serias preguntas sobre el estado actual de la ética en el boxeo. Al decidir no sancionar a un boxeador que ha violado claramente las reglas antidopaje, el CMB parece estar priorizando los beneficios económicos por encima del juego limpio. En un deporte donde la integridad y la competencia justa deberían ser de suma importancia, este tipo de decisiones pueden tener un impacto duradero en la percepción pública del boxeo.
Esta situación también pone de relieve la necesidad de que el boxeo se tome más en serio la lucha contra el dopaje. Si un boxeador que ha violado claramente las reglas puede evitar las sanciones simplemente porque genera mucho dinero, esto envía un mensaje muy peligroso a otros atletas. Es esencial que las organizaciones de boxeo tomen una postura firme contra el dopaje y se adhieran a sus propias reglas, independientemente de la popularidad o el potencial financiero de un boxeador.
La decisión del CMB de apoyar a Ryan García en lugar de sancionarlo ha dejado a muchos en el mundo del boxeo desconcertados y decepcionados. En un deporte que depende de la integridad y la equidad, esta decisión parece ir en contra de estos valores fundamentales. Sin embargo, también ha abierto un diálogo importante sobre la lucha contra el dopaje en el boxeo y la necesidad de que las organizaciones que rigen este deporte actúen con integridad y justicia.