El bloqueo que Israel impone sobre Gaza no solo frena la asistencia humanitaria a la población o el acceso a la prensa desde el exterior. También afecta a los observadores de diferentes organizaciones, incluida Naciones Unidas, obstaculizando las investigaciones independientes sobre posibles crímenes de guerra o abusos contra los derechos humanos en el terreno. El conflicto en Gaza, la guerra más prolongada y letal que ha sufrido la región, con más de 37,000 personas muertas, representa un desafío significativo para las organizaciones de derechos humanos locales e internacionales que intentan recopilar información de primera mano.
El 19 de junio, la ONU denunció posibles crímenes de lesa humanidad por el uso de bombas pesadas en zonas pobladas de Gaza, a pesar de la obstrucción de Israel a las investigaciones. Los hechos en cuestión ocurrieron desde el 7 de octubre de 2023, cuando el movimiento islamista Hamás atacó a Israel, marcando el inicio del conflicto actual.
Para llevar a cabo sus investigaciones, la ONU ha tenido que basarse en entrevistas con víctimas y testigos realizadas a distancia y durante misiones en Turquía y Egipto, así como en el uso de fuentes de código abierto y verificaciones mediante análisis forenses avanzados, imágenes de satélite e informes médicos forenses.
Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) confirman que Israel ha mantenido el veto al acceso de sus equipos desde años antes de la actual contienda. Como resultado, estas organizaciones han tenido que llevar a cabo sus investigaciones con el apoyo de los trabajadores de sus organizaciones que se encuentran dentro de Gaza.
Las consecuencias del bloqueo son graves, según Bill Van Esveld, director asociado interino para Israel y Palestina de HRW. Advierte que los crímenes internacionales y las violaciones de los derechos humanos pueden no ser denunciados, lo que aumenta el riesgo de que estos delitos continúen y perjudiquen a más personas. Además, este bloqueo dificulta la investigación de los crímenes o violaciones cometidos por los grupos armados palestinos.
Las ONG con personal en Gaza buscan acceder a los escenarios de los hechos para realizar comprobaciones, entrevistar a víctimas y testigos, hacer fotos y grabar vídeos o concretar la localización para luego realizar confirmaciones vía satélite. Sin embargo, enfrentan desafíos significativos debido a la falta de recursos y las dificultades para desplazarse.
Yamen Al Madhoun, uno de los responsables de campo de la ONG palestina Al Mezan, explica que el trabajo bajo presión y violencia ha superado todo lo que han experimentado en conflictos anteriores. Al Madhoun, que ha dedicado 23 años a los derechos humanos en Gaza, recientemente huyó con su familia a Egipto debido a la intensificación del conflicto.
Donatella Rovera, investigadora sobre crímenes de guerra de Amnistía Internacional con amplia experiencia en Gaza, a pesar de las dificultades, afirma que trabajar en remoto con Gaza es relativamente fácil gracias a las tecnologías de comunicación disponibles. Sin embargo, reconoce que el proceso es mucho más lento al no poder estar en el terreno, y desde octubre han publicado poco sobre el conflicto.
El reciente bombardeo en el campo de refugiados de Yabalia es un ejemplo de los desafíos que enfrentan las ONG. Varios informes sugieren que al menos 120 personas, en su mayoría mujeres y niños, murieron en el ataque, y la investigación continúa. En muchos casos, los propios integrantes de estas ONG son víctimas del conflicto, lo que añade una capa adicional de dificultad a su trabajo.
Sin embargo, a pesar de los retos, las organizaciones de derechos humanos siguen comprometidas con su misión de documentar la verdad y buscar justicia para las víctimas del conflicto. Como señala Bill Van Esveld de HRW, las víctimas de graves abusos contra los derechos humanos tienen derecho a la verdad y a la reparación, derechos que podrían verse amenazados si nadie puede llegar a esas personas, investigar y ayudar a representar lo que sucedió.