La era digital ha transformado la forma en que nos comunicamos, creando nuevas formas de interacción, así como nuevos dilemas. Una de las plataformas más utilizadas para la comunicación es WhatsApp, propiedad de la empresa Meta. Y aunque ha facilitado enormemente la comunicación, también ha introducido un nuevo conjunto de problemas. Quizás uno de los más comunes es la ansiedad que puede generar la falta de respuesta a un mensaje enviado, el famoso doble check azul.
Cuando envías un mensaje a través de WhatsApp, puedes ver si el destinatario lo ha leído gracias al doble check azul. Sin embargo, a menudo puede pasar un tiempo considerable sin que recibas una respuesta. Esta situación puede generar incertidumbre y ansiedad, especialmente si el contenido del mensaje es importante.
Cristina Villalonga, vicerrectora de Educación Digital y Tecnología de la Universidad Nebrija, señala que los motivos de una no respuesta inmediata pueden ser variados. La persona puede estar ocupada y no poder responder inmediatamente, o simplemente puede tener otros tiempos de gestión de la comunicación y tener plazos más extensos.
En este contexto, Villalonga destaca la importancia de la netiqueta, un conjunto de normas de cortesía no escritas en la era digital. Conocer y respetar la netiqueta puede ayudar a manejar esta situación de mejor manera.
Villalonga también enfatiza la importancia de tolerar la ambigüedad en la comunicación digital. A veces, simplemente, el receptor puede estar haciendo algo que le impide responder en ese momento. No siempre significa algo malo. Sin embargo, la falta de respuesta puede desencadenar una serie de reacciones en el remitente.
WhatsApp tiene tres escenarios posibles para el estatus de un mensaje: la confirmación de lectura (doble check azul), la de entrega (doble check en gris) y el peor de todos, el check simple en gris. Cada uno de estos estatus puede generar diferentes reacciones en el remitente.
Por ejemplo, la confirmación de lectura, que indica que el destinatario ha leído el mensaje, puede generar ansiedad si no recibe una respuesta posterior. Del mismo modo, la confirmación de entrega, que indica que el mensaje ha sido entregado pero no leído, también puede generar incertidumbre. Por último, el check simple en gris, que indica que el mensaje no ha sido entregado, puede generar sospechas de que el destinatario ha bloqueado al remitente.
Para manejar estos dilemas, Villalonga sugiere seguir las reglas básicas de comunicación, conocidas como netiqueta digital. Estas reglas son simplemente una adaptación de las reglas de etiqueta del mundo real al virtual. Incluyen aspectos como presentarse de forma adecuada, respetar la privacidad de los otros, evitar el ciberacoso, verificar las fuentes de información, seguir las normas de la plataforma digital, respetar los tiempos de los otros, no olvidar responder los mensajes, compartir conocimientos, enviar archivos en formatos adecuados y disculpar las equivocaciones.
Además, es importante recordar que la paciencia es vital en la comunicación digital. Aprender a esperar y entender que una respuesta tardía no necesariamente significa algo malo puede ayudar a aliviar la ansiedad.
Finalmente, es esencial recordar que la responsabilidad de la gestión de estos conflictos no recae únicamente en el destinatario. El remitente también debe respetar unas normas básicas basadas en la empatía. Una breve respuesta, un “luego te contesto”, una reacción al mensaje, pueden ser suficientes para facilitar una comunicación exitosa.
En conclusión, mientras que las aplicaciones de mensajería como WhatsApp han facilitado la comunicación, también han introducido nuevos dilemas. Sin embargo, al entender y respetar la netiqueta, y al practicar la paciencia y la empatía, es posible manejar estos dilemas de manera efectiva.
