En un mundo donde la fiabilidad de los automóviles es la norma, la marca Land Rover ha tenido que enfrentarse a ciertos problemas en los últimos tiempos. Sin embargo, una joya de antaño ha demostrado que la fiabilidad no es un problema para los vehículos de la marca británica. Se trata de un Range Rover de 1972, que ha superado todos los obstáculos gracias a una exhaustiva restauración.
El vehículo, que abandonó la fábrica el 21 de junio de 1972, se ha sometido a un proceso de restauración por parte de un especialista en Land Rover, TopHat. El coche, que inicialmente fue entregado a un concesionario en Ambrosetti, Italia, y luego viajó en camión a los Países Bajos en 1998, ha pasado por un proceso de renovación que no ha dejado piedra sin mover.
La renovación ha incluido la instalación de un motor V8 6.2 litros LT1 de Corvette, asociado a una caja manual Tremec T56 Magnum de 6 velocidades. Este cambio ha supuesto un aumento considerable de potencia, con 500cv disponibles en el acelerador.
La restauración no solo se ha centrado en la mecánica. El vehículo ha sido repintado y retapizado, con la adición de tecnología adicional. El resultado es un vehículo que combina la robustez y la durabilidad de un Land Rover clásico con la potencia y el rendimiento de un deportivo.
El nuevo motor es el corazón de la restauración. El sistema de gestión del motor se ha remapeado, se ha instalado un sistema de admisión personalizado, una bomba de combustible de alto flujo, un regulador de presión de combustible, tacos de motor hidráulicos, un enfriador de aceite, un radiador de aluminio y dos electroventiladores. El sistema de escape de acero inoxidable cuenta con un silenciador firmado por MagnaFlow con una salida única.
El vehículo dispone de una transmisión Tremec T56 Magnum de 6 velocidades manual, con mejoras como un transfer de doble rango, diferencial central con bloqueo y diferenciales delantero y trasero de deslizamiento limitado. El motor desarrolla 500cv, una cifra impresionante en comparación con los aproximadamente 140cv que entregaba el V8 3.5 original del vehículo.
La restauración ha incluido también mejoras en el aspecto exterior e interior del vehículo. La pintura, denominada «Bahama Gold», luce impresionante en la carrocería de 3 puertas, y combina a la perfección con el interior en cuero camel. Las llantas Rostyle se han modificado para alcanzar las 18 pulgadas, y esconden pinzas de freno AP Racing de 6 y 4 pistones en su interior, que se sujetan al chasis mediante una suspensión con amortiguadores Koni heavy track RAID con resortes neumáticos.
En el interior, se ha mantenido un aspecto de casi estricta serie, conservando elementos de asistencia como una bomba de inflar, un gato y algunas herramientas. El mando del sistema neumático apenas destaca con la estética clásica. También incorpora aire acondicionado (con una instrumentación que obviamente no es de serie) y dirección asistida.
Esta restauración detallada ha tenido un precio. Al cierre de la subasta, la puja más alta era de 162.500 dólares (unos 151.000€). Sin embargo, no se alcanzó el precio de reserva establecido en 330.000 dólares (unos 300.000€), por lo que el coche no se pudo adjudicar.
Este proyecto de restauración ha demostrado que, con el tiempo, la dedicación y la inversión adecuadas, un Land Rover clásico puede convertirse en un vehículo fiable y potente, capaz de competir con los vehículos modernos en términos de rendimiento y confort. Aunque su precio pueda parecer elevado, la calidad del trabajo realizado en este vehículo justifica su valor.