La vibrante ciudad de Tel Aviv se convirtió en un mar de manifestantes el sábado pasado. Decenas de miles de manifestantes corearon consignas contra el primer ministro conservador Benjamin Netanyahu, pidiendo nuevas elecciones y la liberación de los rehenes retenidos en Gaza por el movimiento islamista Hamas.
Los manifestantes, que agitaban banderas israelíes, portaban pancartas con consignas como «Ministro del Crimen» y «Alto a la guerra», en clara protesta contra la administración Netanyahu. Esta escena se ha convertido en una imagen recurrente en Tel Aviv, ya que cada sábado se producen este tipo de protestas en la ciudad más grande de Israel, cuestionando el manejo gubernamental de la guerra de Gaza, que lleva casi nueve meses en curso.
La organización Hofshi Israel, que fue la encargada de convocar la protesta, reportó que la concentración de este sábado fue la más grande hasta el momento, con una asistencia de unos 150.000 participantes. Entre ellos se encontraba Shai Erel, un contratista de 66 años, quien expresó su temor por el futuro de su nieto. «No habrá futuro para ellos si no salimos de ella y no nos deshacemos de este horrendo gobierno», afirmó Erel.
En un acto simbólico, algunos manifestantes yacían en el suelo cubiertos de pintura roja en la Plaza de la Democracia. Este acto buscaba denunciar lo que muchos consideran como «la muerte de la Democracia» bajo el gobierno de Netanyahu.
Durante la protesta, el exjefe de la agencia de seguridad interna de Israel, Shin Bet, Yuval Diskin, calificó a Netanyahu como el «peor primer ministro» en la historia de Israel.
Muchos manifestantes acusan a la coalición de conservadores, nacionalistas y ultraortodoxos judíos en el poder de prolongar la guerra en Gaza, poniendo en peligro la seguridad del país y de los rehenes.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas de Hamas mataron a 1.194 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.
El ejército israelí estima que 116 personas permanecen cautivas en Gaza, de las cuales 41 habrían muerto. En respuesta a estos ataques, Israel lanzó una ofensiva que hasta la fecha ha dejado al menos 37.551 muertos, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Estas cifras, junto con las demandas de los manifestantes, reflejan la grave crisis que se vive en la región, donde la guerra y la política se entrelazan en un conflicto que parece no tener fin. Las repercusiones de este conflicto se sienten no solo en la política y la seguridad, sino también en la vida cotidiana de los ciudadanos, que exigen un cambio y el fin de la violencia.