En un giro de acontecimientos que ha sacudido el panorama político europeo, se ha revelado una conversación telefónica que ha puesto en peligro la candidatura del ex primer ministro António Costa para presidir el Consejo Europeo. La transcripción de la conversación, que ocurrió el 5 de marzo de 2023, fue difundida por la cadena CNN Portugal poco después de una cena informal celebrada en Bruselas para negociar los próximos cargos comunitarios.
En la conversación, Costa, entonces gobernante socialista, sugería de manera indirecta a su ministro de Infraestructuras, João Galamba, la conveniencia de despedir a la presidenta ejecutiva de la aerolínea estatal TAP, la francesa Christine Ourmières-Widener. Su sugerencia se produjo tras el escándalo provocado por la indemnización de medio millón de euros para forzar la salida de la antigua administradora de la compañía, Alexandra Reis.
La filtración de esta conversación ha desencadenado un aluvión de críticas y conjeturas. Muchos creen que el objetivo de la filtración es, como apuntó el historiador y político del Partido Social Demócrata (PSD) José Pacheco Pereira, «perjudicar la candidatura de António Costa a la presidencia del Consejo Europeo».
Tras la conversación, los ministros de Finanzas e Infraestructuras anunciaron el despido de Ourmières-Widener por “justa causa”. La ejecutiva francesa ahora exige una indemnización de 5,6 millones de euros a TAP, alegando que su salida obedeció a motivos “políticos”.
La indignación por la difusión de algo bajo secreto judicial ha sido generalizada. Críticos de la filtración, como Rui Rio, exlíder del PSD y antiguo rival de Costa, han cuestionado el momento elegido para hacer pública la conversación.
La conversación es relevante para el caso de TAP, pero no tiene relación con la investigación que estaba realizando la Fiscalía sobre la aprobación de un centro de datos en Sines y otros proyectos energéticos. Este proceso, conocido como Operación Influencer, estalló el 7 de noviembre de 2023 con registros en 42 edificios oficiales, incluida la residencia de Costa, y la detención de cinco personas, entre ellas su jefe de gabinete, Vítor Escária
La Fiscalía General del Estado ha abierto una investigación interna sobre la filtración, otro episodio que socava su credibilidad tras el pinchazo de la Operación Influencer, presentada como un escandaloso caso de corrupción y posteriormente desinflada por dos instancias judiciales.
António Costa, conocido por su afición a los puzles y la política, ha estado haciendo movimientos para consolidar su figura internacional. Sin embargo, la semana pasada, su estrategia cuidadosamente elaborada se vio ensombrecida por la filtración y la aprobación de su citación en la comisión parlamentaria de investigación sobre un caso de enchufismo del hijo del presidente de la República, Nuno Rebelo de Sousa.
Las revelaciones recientes han dejado a muchos preguntándose qué sigue para el ex primer ministro portugués y su aspiración a presidir el Consejo Europeo. El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha pedido que se aclare la situación judicial de Costa, lo que pone de manifiesto la tensión y la incertidumbre que rodean a su candidatura.
En el caos resultante, parece que las piezas del puzle político de Costa están fuera de control. Con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina, el ex primer ministro se enfrenta a una batalla cuesta arriba para mantener sus ambiciones políticas vivas.