China ha implementado una nueva medida en su legislación penal, incluyendo en la lista de crímenes punibles con la pena de muerte, los casos «particularmente graves» de personas juzgadas como «acérrimos» defensores de la independencia de Taiwan, según informaron los medios estatales.
La historia entre China y Taiwan es antigua y complicada, ya que han estado separadas de facto desde 1949, cuando las tropas comunistas ganaron la guerra civil en el continente y los nacionalistas se mantuvieron en la isla. Desde los años 1990, Taiwan adoptó un régimen democrático, separándose más aun de la realidad política de China.
Recientemente, Pekín ha estado incrementando la presión para la «reunificación» de ambas regiones. El mes pasado, realizó maniobras militares en torno a la isla, tras la toma de posesión del presidente de Taiwán, Lai Ching-te. El gobierno de Pekín ve a Lai Ching-te como un «peligroso separatista» que llevará «guerra y declive» al territorio de Taiwan.
Según la agencia oficial china de noticias Xinhua, las autoridades judiciales y gubernamentales publicaron «directrices sobre la imposición de castigos penales a separatistas acérrimos de la ‘independencia de Taiwan’ por llevar a cabo o incitar a la secesión».
El reporte de Xinhua explica que «los cabecillas» de movimientos independentistas que «ocasionan daños particularmente graves al Estado y al pueblo» serán susceptibles, en adelante, de recibir la pena capital. Mientras que otros defensores destacados de la causa separatista podrían ser condenados a penas que van de 10 años de reclusión a la cadena perpetua.
Esta decisión ha provocado una rápida respuesta por parte de las autoridades de Taiwan, quienes afirmaron que Pekín «no tiene jurisdicción legal alguna sobre Taiwán».
Las autoridades taiwanesas consideran que estas acciones por parte del gobierno de Pekín solo provocarán una confrontación entre los pueblos de ambas orillas del estrecho de Taiwán. Además, indicaron que estas medidas «no conducen a avances positivos en las relaciones a través del estrecho», según afirmó el Consejo de Asuntos Continentales de la isla en un comunicado.
Este nuevo capítulo en la relación entre China y Taiwán pone de manifiesto el interés de China en reunificar el territorio y su disposición a ejercer presión en ese sentido. Sin embargo, también demuestra la resistencia de Taiwán a ser absorbido por la República Popular China y su deseo de mantener su independencia.
Es importante destacar que esta decisión de China de castigar con la pena de muerte a los defensores de la independencia de Taiwán no solo tiene implicaciones para las relaciones entre estas dos regiones, sino que también puede tener un impacto en las relaciones internacionales, ya que varios países, incluyendo los Estados Unidos, han demostrado su apoyo a la independencia de Taiwán.
En el contexto de la creciente tensión entre China y Taiwán, estas nuevas medidas pueden ser vistas como un intento de China de disuadir a los defensores de la independencia de Taiwán. Sin embargo, también pueden ser interpretadas como una escalada en la presión china sobre Taiwán y, como tal, podrían contribuir a aumentar la tensión en la región.