El sábado 22 de junio de 2024, el Ministerio de Defensa de Rusia informó que se habían llevado a cabo ataques contra instalaciones energéticas y arsenales en Ucrania, atribuyendo esta acción a una respuesta a los ataques ucranianos contra su sistema energético. Las instalaciones energéticas atacadas, según la agencia militar rusa, eran vitales para el funcionamiento de las empresas del complejo militar industrial de Ucrania.
La dependencia militar rusa especificó que las Fuerzas Armadas de Rusia habían lanzado un ataque masivo con armas de alta precisión y de largo alcance desde emplazamientos aéreos y navales, así como drones, contra las instalaciones energéticas de Ucrania y los arsenales que albergaban municiones suministradas al Ejército ucraniano por Occidente.
El Ministerio de Defensa ruso indicó que estos ataques se realizaron en respuesta a los intentos del régimen de Kiev de dañar las instalaciones energéticas rusas. Este año, Ucrania ha lanzado aproximadamente 50 ataques con drones y cohetes contra depósitos de combustible y refinerías de petróleo rusas, algunas de las cuales se encuentran a cientos de kilómetros del territorio ucraniano.
Según varios expertos, el vasto territorio de Rusia y la magnitud de su sector energético dificultan enormemente la protección de todas las instalaciones que podrían ser consideradas objetivos por el Ejército ucraniano. Esta situación se agrava aún más cuando se considera que gran parte de sus sistemas antiaéreos están concentrados a más de 1.000 kilómetros del frente ucraniano.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó que los objetivos del ataque fueron alcanzados y que todos los objetivos fueron destruidos. En respuesta, Ucrania confirmó que Rusia había lanzado una serie de ataques contra objetivos en su sistema energético, dañando infraestructuras en las regiones de Zaporiyia (sur) y Lepolis (oeste).
La Fuerza Aérea ucraniana informó que Rusia había utilizado al menos 16 misiles de varios tipos, incluyendo misiles de crucero Kalibr lanzados desde el mar negro y misiles X-101 y X-555, así como 13 drones kamikaze para llevar a cabo estos ataques. Según el comandante de la Fuerza Aérea ucraniana, Mikola Oleschuk, 12 de estos misiles y todos los drones kamikaze fueron derribados.
Los ataques nocturnos también dañaron viviendas y una guardería en la región occidental de Ivano-Frankivsk, según las autoridades de esa región. Este reciente ataque por parte de las fuerzas armadas rusas marca un aumento en la intensidad del conflicto entre Rusia y Ucrania, un conflicto que ha tenido repercusiones a nivel global y ha puesto a las naciones del mundo en estado de alerta, atentas a los próximos movimientos de ambas naciones.