El viernes 21 de junio de 2024, en la región noroeste de Pakistán, un incidente atroz sacudió a la nación. Un hombre fue torturado y quemado vivo por una turba enfurecida que lo acusó de profanar el islam. El hecho de que el individuo fuera secuestrado de la comisaría donde estaba resguardado, solo subraya la gravedad del incidente.
El oficial de la policía, Rafi Ullah, quien está destacado en la zona montañosa de Madyan en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, confirmó los detalles del incidente a EFE. Según Ullah, los atacantes llevaron al acusado a un puente cercano, donde fue sometido a un trato inhumano antes de ser quemado.
El valle de Swat, donde tuvo lugar el incidente, es una región conservadora que estuvo bajo control de los talibanes paquistaníes entre 2007 y 2009, hasta que el Ejército retomó el área. La víctima, un turista de la ciudad paquistaní de Sialkot, fue acusada de profanar el Corán por los lugareños.
De acuerdo con el relato de Ullah, los habitantes de la zona rodearon al hombre en el mercado frente a su hotel. Fue rescatado por la policía cuando intentaba huir con sus pertenencias. Sin embargo, a pesar de ser trasladado a la comisaría local en una furgoneta, la turba siguió creciendo en número debido a los llamamientos hechos desde las mezquitas y amplificados por los altavoces.
La multitud, que ya era considerable, siguió al vehículo policial y finalmente irrumpió en la comisaría, incendiando el recinto policial y destruyendo varios vehículos en el proceso. Ullah indicó que once personas también resultaron heridas en el incidente.
En respuesta al incidente, el jefe de gobierno de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, Ali Amin Gandapur, exigió un informe al jefe de la policía provincial sobre lo ocurrido. Además, hizo un llamado a la población a mantener la calma.
La blasfemia es un delito y un asunto muy sensible en Pakistán, una nación de mayoría musulmana. Incluso las acusaciones sin pruebas pueden desencadenar una turba furiosa que a menudo conduce a la violencia, la tortura y, en ocasiones, el linchamiento.
Pakistán ha sido escenario de una serie de incidentes de violencia sectaria y religiosa en los últimos años. El incidente en el valle de Swat resalta la tensión constante en la región y subraya la necesidad de medidas más fuertes para proteger a las minorías y a aquellos injustamente acusados.
Este incidente en Pakistán es un recordatorio sombrío de la necesidad de respetar los derechos humanos y las libertades religiosas. Mientras el mundo observa, es imperativo que se tomen medidas para garantizar que los responsables de este brutal linchamiento sean llevados ante la justicia. La paz y la tolerancia deben ser promovidas en todos los niveles de la sociedad para evitar que se repitan tales atrocidades.