El líder laborista y candidato a primer ministro, Keir Starmer, ha afirmado que no negociará con el Partido Nacional Escocés (SNP) la realización de un segundo referéndum de independencia si alcanza la victoria en las elecciones programadas para el 4 de julio. Starmer ha comunicado su postura en un momento en el que las encuestas predicen una remontada del Partido Laborista sobre el SNP, que ha dominado la política escocesa durante casi dos décadas.
Starmer ha declarado que entiende el deseo de cambio en Escocia. Sin embargo, ha subrayado que las ambiciones de su partido son muy diferentes a las del SNP. Mientras que el SNP, según Starmer, se contenta con ocupar los escaños de la oposición y difundir su mensaje desde allí, los laboristas aspiran a estar en el corazón del gobierno para facilitar el cambio que muchos escoceses desean.
El líder laborista ha criticado duramente al SNP, acusándolo de haber elegido las prioridades equivocadas. Ha señalado el fracaso del partido en impulsar un segundo referéndum soberanista y la aprobación de la ley trans, que ha sido bloqueada en los tribunales por el gobierno conservador. Para Starmer, una victoria laborista en Escocia es crucial para cambiar a mejor el Reino Unido.
A pesar de que el SNP ha gozado de una supremacía nacionalista durante dos décadas, los sondeos predicen un sorpasso del Partido Laborista. Según las encuestas, la ventaja inicial de 10 puntos del SNP ha disminuido a cuatro (30% a 34%), aunque hay un alto porcentaje de indecisos.
Esta situación se produce después de que el SNP perdiera un tercio de sus votantes desde el año 2019, en gran parte debido a la crisis interna provocada por la dimisión de Nicola Sturgeon tras el escándalo de financiación del partido y la renuncia de su protegido, Humza Yousaf, un año después.
El nuevo líder del SNP y ministro principal, John Swinney, ha moderado inicialmente la retórica independentista. Sin embargo, ha reiterado recientemente que interpretará una victoria nacionalista en las elecciones del 4 de julio como un «mandato» a favor de un segundo referéndum.
La última encuesta realizada por YouGov muestra que el apoyo a la unión es del 53% frente al 47% de voto soberanista. En el referéndum celebrado en septiembre de 2014, la permanencia en el Reino Unido venció a la independencia por el 55% al 45% de los votos.
En una reciente presentación del manifiesto del SNP, Swinney sugirió que la celebración de un segundo referéndum en los próximos cinco años con un gobierno laborista es «una posibilidad realista». Sin embargo, Starmer ha descartado hoy esta posibilidad con un rotundo «no».
Por otro lado, el Partido Conservador en Escocia se enfrenta a una crisis agravada por la reciente dimisión de su líder, Douglas Ross. Su intención de presentarse como candidato tory en el distrito electoral que tradicionalmente defiende su correligionario David Duguid ha causado gran malestar en el partido y confusión entre los votantes.
Esta situación ha sido aprovechada por el partido Reform UK, liderado por Nigel Farage, que ya cuenta con el 7% de respaldo popular y está conquistando el espacio a la derecha de los tories.