El reciente desempeño de la presidenta de Perú, Dina Boluarte, se encuentra en el ojo de la tormenta debido a un rechazo sin precedentes por parte de los principales ejecutivos del país, tal como lo muestra una encuesta reciente. Esto representa un fuerte golpe para la confianza en su gobierno, debido a que la aprobación empresarial ha experimentado una disminución drástica, pasando del 71% en 2023 a un preocupante 12% en 2024, según la encuesta realizada por Ipsos Perú.
La encuesta de Ipsos Perú, que contempla la opinión de 143 directores ejecutivos de las principales empresas peruanas, muestra un alarmante 87% que desaprueba la gestión de Boluarte. Esta cifra resalta el creciente descontento en el sector empresarial peruano, que ve con preocupación el deterioro institucional que atraviesa el país, así como la crisis en la Fiscalía de la Nación.
Además de los problemas internos, también se suman los cuestionamientos a organismos electorales y a la Junta Nacional de Justicia, los cuales, junto a recientes casos de corrupción en su gobierno, han intensificado el descontento empresarial en Perú. Los líderes de las principales empresas del país también expresan preocupaciones crecientes sobre la criminalidad, la inestabilidad democrática y el ya mencionado deterioro institucional.
La confianza en el gobierno de Boluarte ha sido severamente afectada por la percepción de debilidad del Ejecutivo ante el populismo del Congreso y una pésima relación con el sector privado. Esta percepción es compartida por el 40% de los encuestados, una cifra que contrasta fuertemente con el 22% del año anterior.
Además de los problemas políticos y de gobernabilidad, Perú enfrenta un agravamiento de la pobreza, que ha experimentado un aumento durante tres años consecutivos. El país se encuentra a solo 1,1 puntos porcentuales de igualar los niveles de pobreza de la pandemia, donde tres de cada diez peruanos vivían en esta condición.
La gestión de Dina Boluarte también recibe críticas severas por su incapacidad para destrabar proyectos y fomentar inversiones, a pesar de contar con ministros técnicos en sectores clave como Economía, Energía y Minas, y Ambiente. Esta situación resulta alarmante para el sector empresarial, que ve con preocupación la falta de acciones concretas para impulsar el desarrollo económico del país.
Es importante destacar que han pasado más de 70 días desde que Dina Boluarte ha guardado silencio, lo que ha generado aún más especulaciones y preguntas sobre su ausencia y sus próximos pasos políticos. Este silencio no hace más que sumar a la incertidumbre que rodea su gestión, y aumentar las dudas sobre su capacidad para manejar la difícil situación que atraviesa Perú.
A pesar de todos estos desafíos, la presidenta Dina Boluarte aún tiene la oportunidad de revertir esta situación. Sin embargo, el tiempo es crucial y la acción decidida es necesaria para restablecer la confianza en su gobierno, tanto por parte del sector empresarial como de la población en general. Perú enfrenta desafíos significativos, pero con liderazgo fuerte y decisiones acertadas, puede superarlos.
Aarón Rodríguez; Lima.
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