El Mar de China Meridional ha sido el escenario de un violento enfrentamiento entre la guardia costera china y un barco de reabastecimiento filipino. Según ha informado el general Romeo Brawner Jr, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Filipinas, los barcos militares de la guardia costera china embistieron y acorralaron a la pequeña embarcación filipina, atrapándola con varias cuerdas. Luego, varias lanchas rápidas se aproximaron y asaltaron el barco filipino. Los guardacostas chinos estaban armados con cuchillos y hachas, superando en número a sus oponentes. Durante la colisión, un marinero filipino perdió el dedo pulgar.
Brawner Jr denunció que «El personal de la guardia costera china tenía armas blancas y nuestro personal luchó con las manos desnudas». Añadió que «Sólo los piratas hacen esto. Sólo los piratas abordan, roban y destruyen barcos, equipos y pertenencias».
Filipinas ha denunciado que los oficiales chinos, además del «abordaje ilegal», también saquearon siete rifles desmontados almacenados en cajas de armas, destruyeron varios motores, equipos de comunicación y navegación, y robaron los móviles a los marineros filipinos.
«Perforaron deliberadamente nuestros botes de goma con cuchillos y otras herramientas puntiagudas», declaró Alfonso Torres Jr., comandante del Comando Occidental de las Fuerzas Armadas de Filipinas (AFP). También señaló que los guardacostas chinos utilizaron gases lacrimógenos y luces estroboscópicas para cegar a los filipinos.
El barco filipino cargado con suministros se dirigía al Second Thomas Shoal, un atolón donde lleva encallado desde 1999 el Sierra Madre, un viejo buque de guerra que sirve como base flotante para una docena de soldados filipinos y que se encuentra a 190 kilómetros de la isla filipina de Palawan, dentro de la zona económica exclusiva de este país del Sudeste Asiático.
En el último año, los encontronazos entre marineros chinos y filipinos han sido frecuentes. El del lunes fue el incidente más grave reportado hasta la fecha, en un momento en el que Pekín está intensificando su presión para impulsar sus reclamos sobre el área en disputa.
A diferencia de otras ocasiones, fue China la primera que denunció que la colisión fue provocada por la embarcación filipina. Aseguró que sus guardacostas habían respondido con una «operación legítima de aplicación de la ley contra barcos filipinos que invadieron ilegalmente aguas chinas».
El ejército filipino respondió días después haciendo públicas las imágenes para tratar de demostrar que eso no era cierto y que habían sido los chinos los que amenazaron y asaltaron su barco de reabastecimiento. «Ha sido un acto descarado de agresión», afirmaron desde Manila.
El ejército filipino utiliza el Sierra Madre para defender la soberanía de su país en el Mar de China Meridional, donde China trazó una imaginaria «línea de nueve puntos» para reclamar alrededor del 80% del total de las aguas, incluidos algunos islotes y arrecifes controlados por otros vecinos del Sudeste Asiático. Pekín nunca ha aceptado un fallo del Tribunal Internacional de La Haya de 2016 que dicta que esas aguas son un espacio marítimo compartido y que los estados costeros deben cooperar tanto en su conservación como en su explotación comercial.
El último incidente se produjo después de que Pekín aplicara una nueva normativa que permite a su guardia costera detener a ciudadanos extranjeros hasta 60 días si invaden lo que China considera sus aguas territoriales. Esto ha desatado protestas de pescadores en diferentes partes de Filipinas. El Gobierno filipino además anunció que aumentaría las patrullas en las aguas en disputa como respuesta a la nueva regulación de Pekín.