El primer ministro británico, Rishi Sunak, ha tenido que enfrentarse a una economía en crisis desde que asumió su cargo hace casi dos años, con una inflación galopante del 11%. Ahora, a tan solo dos semanas de las elecciones del 4 de julio, los últimos datos indican que la inflación en el Reino Unido ha caído al 2%. Esta cifra es significativamente más baja que la de países como Alemania, Francia o Estados Unidos.
Sunak se comprometió a reducir a la mitad la inflación durante su mandato, y parece que ha cumplido su palabra. No obstante, a pesar de este logro, parece que las buenas noticias pueden llegar demasiado tarde para él y su partido, el Partido Conservador, que ha estado en el poder durante 14 años y cuyo apoyo parece estar en declive. De acuerdo con la última encuesta de la empresa IPSOS, el Partido Laborista podría obtener hasta 453 escaños, frente a los escasos 115 que se prevén para los conservadores.
El Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) se reúne este jueves y el buen dato de la inflación es sin duda una noticia positiva. Con un objetivo de inflación del 2% establecido por la entidad, se espera que los tipos de interés, actualmente en el 5,25%, comiencen a reducirse. Sin embargo, los expertos descartan que el BoE apruebe los primeros recortes esta semana, ya que todavía están condicionados por la presión de los salarios en aumento debido a la creciente demanda en el mercado laboral.
A pesar de la reducción de la inflación, los precios de la cesta de la compra son todavía demasiado altos para la mayoría de los británicos. De media, han subido un 20%. Según el centro de análisis económico Resolution Foundation, los ciudadanos del Reino Unido han experimentado en tres años una inflación de los alimentos que, en circunstancias normales, debería haber tardado más de una década en llegar a esos niveles.
El Partido Conservador se enfrenta a unas elecciones después de 14 años en el poder que han resultado en estancamiento económico, aumento de las desigualdades y deterioro de los servicios públicos. El buen dato de la inflación es insuficiente para cambiar el ánimo de los votantes, que, según todas las encuestas, ya han decidido castigar al partido en las urnas.
Rachel Reeves, la portavoz de Economía y número dos del Partido Laborista, ha señalado que «después de 14 años de caos económicos bajo gobiernos conservadores, la clase trabajadora ha visto cómo sus vidas han empeorado. Los precios de las tiendas siguen al alza, igual que las hipotecas. Y los impuestos están en el nivel más alto de los últimos 70 años».
Sunak ha intentado centrar la campaña electoral en temas como la inmigración, la seguridad nacional y el cuestionamiento de la personalidad y el pasado del candidato laborista, Keir Starmer. Sin embargo, la inercia de la campaña ha dejado claro que, más que nunca, los británicos tendrán en cuenta la economía, la crisis de la vivienda, el deterioro de la sanidad y la educación y el desorbitado coste de la vida a la hora de depositar su voto en las urnas.