El reciente encuentro entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, en Pyongyang, ha centrado la atención global. En las calles de la capital norcoreana, las banderas rusas y los retratos de Putin estaban al descubierto, con pancartas proclamando la «amistad eterna» entre Rusia y Corea del Norte. Ambos líderes fueron recibidos con una cálida bienvenida, con Kim Jong-un recibiendo a Putin a pie de pista.
El encuentro en la residencia de Kumsusan, la Casa de Huéspedes Estatal, fue seguido de cerca, con muchos interesados en los acuerdos militares y comerciales que los dos líderes estaban sellando. Cada uno tiene algo que el otro necesita, y la relación se basa en una conveniencia estratégica. Rusia necesita más municiones para su guerra en Ucrania, especialmente proyectiles de artillería de alto calibre, mientras que Corea del Norte está en busca de divisas, combustible y alimentos para su pueblo, además de la tecnología rusa para avanzar en su carrera nuclear y el desarrollo de misiles balísticos y satélites espaciales.
Putin expresó su gratitud por el apoyo constante de Corea del Norte a la política rusa, incluso en lo referente a Ucrania. Los medios estatales rusos publicaron las primeras imágenes de una ceremonia de bienvenida con globos flotando sobre la plaza que lleva el nombre del fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung, abuelo del actual líder. Miles de norcoreanos vitorearon a Putin y levantaron flores y banderas en un ejercicio coreografiado de adulación, con la orquesta militar tocando los himnos nacionales de ambos países.
La presencia de la hermana del presidente norcoreano, Kim Yo-jong, la mujer más poderosa de Corea del Norte, no pasó desapercibida. En la delegación rusa, destacaban figuras como el ministro de Asuntos Exteriores, Sergui Lavrov, y el ministro de Defensa, Andrei Belousov.
Después de la ceremonia de bienvenida, Putin y Kim se trasladaron a una reunión a puerta cerrada en un Mercedes descapotable. Se espera que ambos sellen lo que el Kremlin ha llamado un «acuerdo de asociación estratégica», que incluye una red propia de intercambios comerciales y pagos que no pasará por Occidente y que ayudará a Moscú a eludir las sanciones.
En Sel, el encuentro entre Putin y Kim fue seguido de cerca. Días antes, el viceministro de Asuntos Exteriores surcoreano, Kim Hong-kyun, llamó al subsecretario de Estado estadounidense, Kurt Campbell, para discutir sobre la reunión en Pyongyang. Desde Washington, expresaron su preocupación por los vínculos cada vez más estrechos entre Rusia y Corea del Norte.
«No sólo nos preocupa que el ejército ruso esté utilizando misiles balísticos norcoreanos para alcanzar objetivos ucranianos, sino que podría haber cierta reciprocidad que podría afectar la seguridad en la península de Corea», señaló el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
Finalmente, cabe destacar que hace un mes, Corea del Norte fracasó en su último intento de poner en órbita un nuevo satélite de reconocimiento militar. Algunos analistas sugieren que el sistema de lanzamiento que se utilizó contaba con una variante del motor usado por los cohetes rusos Angara, que se fabrica en un cosmódromo del Lejano Oriente ruso que Kim visitó el año pasado.