El presidente ruso, Vladimir Putin, recientemente visitó Corea del Norte, marcando su primera visita al país en 24 años. Este acontecimiento histórico se produce tras un año de preparativos, que comenzaron cuando el líder norcoreano, Kim Jong-un, viajó en su tren blindado hasta el Lejano Oriente ruso.
La visita de Putin se produjo después de su quinto mandato y tras la cumbre de las potencias aliadas del G-7 y otra cumbre de paz para Ucrania. La visita ha sido interpretada como una señal de la cada vez más profunda alineación entre los dos regímenes autoritarios.
El eje Moscú-Pyongyang se basa en una relación de intereses compartidos. Putin busca más armamento, especialmente municiones y proyectiles norcoreanos que el ejército ruso ya ha utilizado en la guerra en Ucrania. Kim, por su parte, necesita la tecnología militar rusa para el desarrollo de satélites espías y para continuar mejorando su programa nuclear.
El apoyo de Moscú, un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, es vital para frenar nuevas sanciones contra Pyongyang por los continuos lanzamientos de misiles balísticos. Con el respaldo ruso, Kim se siente seguro para continuar expandiendo su carrera armamentista.
Durante la visita, el periódico oficial del gobernante Partido de los Trabajadores, Rodong Sinmun, publicó una carta de Putin prometiendo «apoyo inquebrantable» a Corea del Norte frente a la «presión, chantaje y amenazas militares» de Estados Unidos.
Putin y Kim están desarrollando una «asociación multifacética», y Putin aseguró que ambos países eludirán conjuntamente las sanciones internacionales mediante la profundización de la cooperación económica y comercial.
Esta visita a Corea del Norte es la primera de Putin desde el año 2000 y también marca la primera visita de un líder mundial a Pyongyang desde que el régimen norcoreano cerró sus fronteras debido a la pandemia. Sin embargo, Kim ha comenzado a abrir sus puertas a algunos viajes turísticos, principalmente de turistas rusos, y a reanudar los intercambios comerciales con China.
Desde Occidente, la visita de Putin se ve como una oportunidad para reforzar los vínculos militares con Corea del Norte. Washington y Seúl han acusado a Pyongyang de exportar armas a Rusia. Según un informe del Ministerio de Defensa de Corea del Sur, entre agosto de 2023 y febrero de 2024, Corea del Norte habría enviado alrededor de 6.700 contenedores a Rusia con lanzadores múltiples de cohetes y más de tres millones de proyectiles de artillería de 152 mm.
Funcionarios estadounidenses también alegan que Corea del Norte ha enviado por mar y ferrocarril cerca de 11.000 contenedores llenos de armas a Rusia desde septiembre, cuando Kim visitó a Putin en Vladivostok. Los envíos también habrían incluido misiles balísticos clase Hwasong-11.
El viaje a Pyongyang es la primera parada de Putin en una gira asiática que continuará en Vietnam, otro régimen autoritario gobernado por el Partido Comunista y una de las economías de más rápido crecimiento en la región. En mayo, el presidente ruso realizó una visita de Estado a Pekín para fortalecer la asociación estratégica con su homólogo, Xi Jinping.
Estos viajes de Putin intentan romper con la imagen de aislamiento internacional que se ha formado a raíz de las críticas y condenas por la invasión de Ucrania. Sin embargo, estos movimientos geopolíticos también plantean preocupaciones sobre la creciente alianza militar y estratégica entre Rusia y Corea del Norte, especialmente en el contexto del programa nuclear de Corea del Norte y la guerra en Ucrania.