El mundo del fútbol a veces puede ser tan complicado como el sistema judicial. En este caso, una querella relacionada con el FC Barcelona se ha archivado, poniendo fin a un capítulo polémico en la historia del club. El Juzgado de lo Penal número 4 de Barcelona ha cerrado el caso presentado por el empresario Jaume Roures contra el ex presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, y su mano derecha, Jaume Masferrer, quien ocupaba el puesto de director de Presidencia.
Roures argumentó que Bartomeu y Masferrer eran responsables de los delitos de injurias y calumnias en su contra. Según Roures, ambos contrataron a la empresa I3 Ventures con el objetivo de difamar a los enemigos de la junta directiva en las redes sociales. Este asunto se conoce como el «caso Baragate».
El juez Francesc Calls ha considerado que los hechos denunciados por Roures están prescritos. Es importante entender que en el derecho penal, la prescripción es un instituto jurídico que extingue la responsabilidad penal del infractor después de un cierto periodo de tiempo si durante ese lapso no se ha ejercido acción penal contra él.
Este caso ya había sido archivado anteriormente por el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona y reabierto posteriormente para investigar el delito de injurias. La misma juez que instruye el caso Baragate concluyó que, en su opinión, los hechos no eran constitutivos de delito. Además, subrayó que no existen indicios de que Bartomeu y Masferrer contrataran a I3 Ventures con la intención de atacar al empresario audiovisual.
Roures, sin embargo, les atribuía haber estado detrás de las críticas que recibió a través de varias cuentas de Twitter y Facebook creadas por I3 Ventures. Esta entidad fue contratada por el FC Barcelona para monitorizar las redes sociales y analizar la imagen que se proyectaba del club, de sus directivos y de los jugadores del primer equipo.
Las cuentas en cuestión atribuían a Roures episodios de «evasión fiscal», haber «acogido a etarras en su casa» o haber pagado «20 millones para frenar una investigación por soborno en el caso Fifagate».
La juez estimó inicialmente que para acusar a Bartomeu y a su mano derecha eran necesarios «hechos inequívocos, concretos, determinados y precisos», y que estos no se daban en este caso. Ahora, sin entrar en el fondo de la cuestión, el juez ha decidido que los hechos supuestamente delictivos están prescritos.
Este caso demuestra la complejidad que puede presentar el fútbol fuera del terreno de juego. Los clubes son más que solo equipos deportivos; son también organizaciones empresariales con una amplia gama de intereses y relaciones a gestionar.
La decisión del juez de archivar este caso puede ser vista como una victoria para Bartomeu y Masferrer, pero también plantea preguntas sobre el uso de las redes sociales y la difamación.
El «caso Baragate» ha sido un ejemplo de cómo las redes pueden ser utilizadas para difamar a individuos y cómo el sistema judicial puede intervenir en estos casos. Aunque el caso ha sido archivado, deja un precedente sobre cómo se manejan estos asuntos en el ámbito del fútbol y más allá.
El FC Barcelona, uno de los clubes más grandes y reconocidos del mundo, se ha visto envuelto en este caso, lo que destaca la importancia de la gestión y la ética en el mundo deportivo.
El mundo del fútbol, como cualquier otro sector, no está exento de conflictos legales. La gestión de estos conflictos es fundamental para mantener el buen funcionamiento de los clubes y garantizar la justicia para todas las partes involucradas.
En resumen, el «caso Baragate» ha sido un ejemplo de cómo las redes pueden ser utilizadas para difamar a individuos y cómo el sistema judicial puede intervenir en estos casos. Aunque el caso ha sido archivado, deja un precedente sobre cómo se manejan estos asuntos en el ámbito del fútbol y más allá.