El Partido Laborista del Reino Unido ha hecho una promesa sorprendente en medio de su campaña electoral; prometió reiniciar las relaciones con la Unión Europea (UE) y «mejorar» el acuerdo del Brexit que se negoció en su día por el primer ministro Boris Johnson y fue renegociado por Rishi Sunak. En una entrevista con el Financial Times, la mano derecha de Keir Starmer para asuntos económicos, Rachel Reeves, ha reconocido que los laboristas buscarán un «mayor alineamiento» con Bruselas. Sin embargo, ha rechazado la posibilidad de reingresar en el mercado único o en la unión aduanera de la UE.
«Mejoraremos nuestras relaciones comerciales con Europa», afirmó Reeves, anticipando una relación «menos conflictiva» que la mantenida por los sucesivos gobiernos conservadores. La aspirante a Secretaria del Tesoro aseguró que buscará «acuerdos a la medida» para los sectores químico, veterinario, financiero y cultural. Reeves argumentó que no cree que nadie votara por el Brexit porque no estaba de acuerdo con las regulaciones para el sector químico, y añadió: «En mi distrito, la gente votó por la salida únicamente por la inmigración».
Estas declaraciones provocaron una respuesta inmediata de las filas conservadoras. El ex negociador del Brexit, David Frost, insistió en que la gente votó por el Brexit «no solo para acabar con la libertad de movimientos, sino para poner fin a las reglas hechas desde Bruselas».
Hasta ahora, tanto los laboristas como los conservadores habían mantenido una especie de silencio sobre el Brexit, un fenómeno descrito por el director de la organización UK in a Changing Europe, Anand Menon, como la «omertá del Brexit». Según Menon, los laboristas iban con ventaja en las encuestas sin mencionar la relación con la UE y se preguntaba: «¿Por qué cambiar?».
El cambio en la opinión pública ha sido notable en los últimos 8 años. Según la media de sondeos de What UK Thinks, el 58% de los británicos es partidario de volver a la UE frente al 42% que defiende la salida. Además, otra encuesta de Datapoll revela que solo uno de cada diez británicos es capaz de nombrar «un beneficio específico» en sus vidas atribuible al Brexit.
En medio de la campaña, incluso el proeuropeo Partido Liberal-Demócrata ha evitado plantear la cuestión del Brexit, algo que Menon atribuye a la «fatiga» entre los británicos y a la falta de voluntad para reabrir lo que describe como «la caja de los truenos».
Pese a todo, Rachel Reeves rompió esta ley del silencio y es probable que el propio Keir Starmer se vea obligado a detallar sus planes. Su número dos, Angela Rayner, respondió con un rotundo «nunca» a la pregunta sobre el posible reingreso en la UE en un debate reciente. Por su parte, el portavoz para Asuntos Exteriores, David Lammy, ha señalado su voluntad de negociar un «pacto de seguridad» con la UE que incluya «la seguridad económica y ante el cambio climático».
Reeves, sin embargo, limitó el alcance de la revisión del acuerdo del Brexit, reafirmando las líneas rojas que un hipotético gobierno laborista no cruzaría: no al ingreso en el mercado único, no a la vuelta a la unión aduanera y no a la libertad de movimientos. También descartó la posibilidad de un acuerdo de movilidad juvenil como el propuesto recientemente por Bruselas.
El énfasis principal de Reeves será la mejora para el sector financiero. «La mayoría de la gente no considera el Brexit como una gran oportunidad para sus negocios», reconoció. También dijo que buscarán mejoras en los derechos de los artistas británicos de gira por Europa, en referencia a las trabas denunciadas por los músicos y sus demandas de un visado cultural.
Reeves no abordó los problemas creados desde abril por la entrada en vigor de los nuevos controles del Brexit para productos de origen animal y vegetal, que han ocasionado esperas de hasta 55 horas en las aduanas. Los camioneros holandeses han amenazado con dejar de hacer portes al Reino Unido si no se relajan los controles.