La Unión Europea (UE) y la gigante tecnológica Meta continúan en una relación de tensión, que hasta la fecha, no muestra signos de mejora. Esta tensión es resultado de una serie de interacciones que han dejado a ambas partes en desacuerdo. Es importante recalcar que este escepticismo no es infundado sino que proviene de experiencias previas con la empresa tecnológica.
Si echamos un vistazo al pasado reciente, podemos observar varios incidentes que han contribuido a esta tensión creciente. Las preocupaciones sobre la privacidad y la falta de conformidad con los reguladores europeos han sido elementos clave en las noticias relacionadas con Meta en 2024.
Además, hace unas semanas, se reveló que Meta planeaba entrenar sus modelos de Inteligencia Artificial (IA) utilizando las publicaciones de sus usuarios. Esta decisión avivó la ya ardua discusión sobre la necesidad de las empresas tecnológicas de crear grandes conjuntos de datos, a menudo sin el consentimiento de sus usuarios, para alimentar sus modelos de IA.
Esta práctica no es exclusiva de Meta. En los últimos tiempos, varias empresas han estado en el centro de la polémica por recopilar y utilizar gran cantidad de activos digitales sin el consentimiento de sus autores. Esto ha desencadenado un debate en torno a la ética de utilizar información pública para fines comerciales y de investigación. Sin embargo, este debate puede llegar a su fin pronto, ya que los reguladores están trabajando para establecer medidas que controlen estas prácticas.
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En este contexto, se conoció recientemente que Meta no entrenará sus modelos de IA con datos de ciudadanos de la UE, y que, por el momento, sus servicios de inteligencia artificial no estarán disponibles en el espacio común europeo. Esta decisión se tomó después de que el regulador irlandés solicitara a Meta que pospusiera sus planes de entrenamiento de IA en respuesta a una petición del Centro Europeo de Derechos Digitales. Esta organización representa las autoridades de protección de datos de varios países europeos, incluyendo España.
La petición del regulador irlandés, donde Meta tiene su sede en la UE, ha detenido los planes de la empresa tecnológica de operar en Europa de la misma manera que lo hace en Estados Unidos y otros mercados. En estos lugares, Meta puede recopilar y utilizar datos de los usuarios para entrenar sus modelos de IA.
Este incidente marca otro capítulo en la ya larga lista de tensiones entre Meta y la UE. En última instancia, este caso pone de manifiesto la creciente preocupación por la privacidad de los datos y el uso de la IA en la era digital. Mientras tanto, las empresas tecnológicas, los reguladores y los usuarios se ven obligados a navegar por un territorio desconocido en lo que respecta al manejo y uso de los datos personales.
