El mundo de los videojuegos ha evolucionado a pasos agigantados en la última década y, con él, las tecnologías que lo hacen posible. Un aspecto clave de estos avances es la resolución gráfica. Tradicionalmente, los videojuegos se han jugado en resolución nativa, es decir, la resolución predeterminada del sistema. Sin embargo, esta forma de visualización está en camino de convertirse en una «especie en extinción», siendo reemplazada gradualmente por la tecnología de reescalado.
El reescalado en juegos ha estado ganando terreno durante varios años. Aunque puede parecer sorprendente para los jugadores acérrimos de la resolución nativa, este cambio tiene mucho sentido al considerar las ventajas que ofrece el reescalado. En esencia, el uso de tecnología de reescalado en los videojuegos puede mejorar significativamente el rendimiento del juego.
Pero eso no es todo. La tecnología de reescalado no se limita a mejorar el rendimiento, también puede mejorar la calidad de la imagen. Dependiendo de la tecnología de reescalado que se utilice, un juego no solo funcionará mejor con una configuración determinada, sino que también se verá mejor.
Un ejemplo de esto es la aplicación de la tecnología NVIDIA DLSS 2 Super Resolution en modo calidad. Esta tecnología utiliza un proceso de reconstrucción inteligente y suavizado de bordes para mejorar la calidad de la imagen en los juegos. Las mejoras son especialmente notables en objetos a media distancia y en detalles finos a larga distancia.
Intel XeSS también ofrece buenos resultados con el reescalado, pero otras tecnologías de reescalado más básicas que no utilizan inteligencia artificial pueden resultar en una pérdida clara tanto de nitidez como de nivel de detalle. Esta pérdida se acentúa a medida que se reduce el nivel de calidad del reescalado, ya que disminuye la cantidad de píxeles que se utilizan como punto de partida para el reescalado.
El reescalado en juegos solía ser algo opcional cuando empezó a llegar al mundo del PC gracias a AMD y NVIDIA. Sin embargo, con el paso del tiempo y el cambio de generación, se ha convertido en algo casi obligatorio, especialmente en juegos triple A exigentes basados en el Unreal Engine 5.
El co-fundador de Infuse Studios ha comentado que el Unreal Engine 5 es un motor gráfico que fue diseñado desde el principio para trabajar con tecnologías de reescalado. De hecho, viene con su propia tecnología de reescalado integrada, conocida como TSR.
Según su opinión, el Unreal Engine 5 es un motor gráfico muy exigente que necesita de reescalado en juegos para alcanzar un rendimiento aceptable, sobre todo en 4K. Esta afirmación se apoya en los datos de rendimiento ofrecidos por algunos de los juegos más importantes desarrollados con este motor gráfico.
Por ejemplo, el juego Remnant II en su lanzamiento conseguía unos 90 FPS en 1440p con calidad máxima funcionando sobre una GeForce RTX 4090. Sin embargo, al subir la resolución a 4K, el rendimiento se reducía a la mitad, con una media de 40 o 45 FPS dependiendo de la zona.
El Unreal Engine 5 es el gran abanderado de la generación actual de videojuegos y se espera que siga siendo utilizado en algunos de los juegos más importantes que están por venir, como el nuevo Gears of War. Teniendo en cuenta estos hechos, podemos concluir que el reescalado en juegos es una tecnología que seguirá estando presente en el mundo de los videojuegos durante mucho tiempo.