Desde hace aproximadamente un año y medio, la herramienta de inteligencia artificial conocida como ChatGPT ha estado ocupando titulares y atrayendo a numerosos usuarios en todo el mundo. En este periodo de tiempo, hemos sido testigos de su notable evolución y cómo ha aumentado su fiabilidad, en especial con el lanzamiento de su última versión, GPT-4o, y la implementación del modo online en las cuentas gratuitas.
Sin embargo, a pesar de sus avances, es necesario recordar que ChatGPT no es una herramienta infalible. Aún persisten ciertos problemas, incluyendo los fallos, los sesgos, la falta de fuentes y un fenómeno conocido como «alucinaciones». Este último término se refiere a cuando la herramienta genera información que no está basada en ninguna fuente y, por lo tanto, puede ser falsa o engañosa.
Estos problemas han sido especialmente evidentes en el contexto del mundo judicial. Por un lado, se ha visto cómo ChatGPT puede ser una herramienta útil. Por ejemplo, un juzgado en Colombia fue pionero el año pasado en el uso de esta tecnología para la investigación asociada a un proceso judicial. Sin embargo, también ha habido casos preocupantes, como el de un abogado en Estados Unidos que utilizó inadvertidamente información falsa generada por el chatbot, lo que le costó tener que dar muchas explicaciones y poner en riesgo su carrera profesional.
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Es debido a estos precedentes que la reciente noticia de que Brasil planea integrar la tecnología subyacente de ChatGPT en su sistema judicial resulta tanto interesante como preocupante. Esta implementación, de acuerdo con la Agencia Reuters, será a medida e independiente de la que presta el servicio de chatbot de uso general y estará diseñada para el manejo de un gran volumen de información protegida.
El objetivo de esta implementación es agilizar los procesos judiciales en Brasil. Los responsables aseguran que toda la información generada será supervisada posteriormente y que esta medida no implicará una reducción de empleados en el sistema judicial. Aunque en teoría esto suena positivo, es innegable que ciertas combinaciones, como la mencionada «alucinación» y el error humano, pueden dar lugar a situaciones potencialmente peligrosas. Y, dado que estamos hablando del sistema judicial, con todo lo que ello implica, solo queda esperar que todo se desarrolle sin problemas.
Con todo, está claro que la integración de la inteligencia artificial en diversos sectores de nuestra sociedad, incluido el judicial, es una realidad que ya está aquí. A medida que avanzamos en este camino, será crucial el seguimiento y la evaluación continuos de estas herramientas para garantizar que se utilizan de manera responsable y segura.
