Macron: El avance de las elecciones legislativas provoca caos en la política de Francia | Internacional

EL PAÍS

El impacto político generado por el sorpresivo anuncio del presidente francés, Emmanuel Macron, de adelantar las elecciones legislativas ha revolucionado la dinámica política en Francia. En un movimiento inesperado tras su derrota en las elecciones europeas, Macron ha provocado una crisis en la derecha, ha puesto a la izquierda ante sus propias contradicciones y ha generado incertidumbre sobre el futuro del macronismo.

El escenario político francés ha sido testigo de acontecimientos inimaginables. Macron, por ejemplo, ha adelantado las elecciones, arriesgándose a que su propio partido quede fuera del gobierno y permitiendo que los rivales que prometió debilitar durante su mandato asuman el poder. Esta decisión ha generado inquietud entre sus seguidores, quienes temen que su líder los esté empujando al abismo o a perder su escaño.

En un giro más dramático, el líder de un partido histórico que ha producido presidentes de la República como Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, se encuentra atrincherado en su despacho en rebeldía. Eric Ciotti, presidente (o ex-presidente) de Los Republicanos (LR), fue destituido por sus lugartenientes por querer pactar con la extrema derecha y ahora se encuentra trabajando desde su ventana.

El panorama político en Francia está dividido en tres bloques ideológicos: una izquierda dominada por los euroescépticos y soberanistas de Jean-Luc Mélenchon, el centro amplio de Macron y una derecha ultranacionalista, liderada por el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen. La disolución parlamentaria y los plazos breves para presentar candidaturas exigen que estos tres bloques realicen en menos de una semana un trabajo programático y de alianzas que normalmente requerirían meses, si no años.

Si el objetivo de Macron era acelerar y culminar la remodelación del paisaje político que inició en 2017 al jibarizar a los socialistas y la derecha moderada, el éxito es parcial. La derecha está muy debilitada tras esta semana; mientras que la izquierda se mantiene firme por ahora.

El único partido que se siente verdaderamente fuerte es el RN de Le Pen, que salió triunfante el domingo y al que las encuestas sitúan en primera posición en las legislativas. Es el único partido que atrae a personalidades de otros partidos. Ciotti es uno de ellos. Otra es Marion Maréchal, la sobrina de Le Pen. Maréchal encabezó la lista europea de Reconquista, el partido del tertuliano ultra Éric Zemmour. Ahora Maréchal ha declarado apoyar al RN en las legislativas, junto a otros cuatro eurodiputados electos de Reconquista.

En una vuelta rápida de acontecimientos, hoy existen dos partidos con el nombre de Los Republicanos (LR), la formación de la derecha tradicional hermanada con el PP español. Uno es el que Ciotti dice presidir todavía y el otro es el de los barones, senadores y diputados (excepto Ciotti y otra parlamentaria), estos republicanos votaron por unanimidad el martes para expulsar al líder.

La izquierda, cuyos principales partidos se presentaron por separado a las europeas, también vive su momento de la verdad. Su ambición es, como mínimo, ser la primera fuerza de oposición a un hipotético Gobierno de la extrema derecha. Sin embargo, las negociaciones para un programa común y candidaturas únicas están ocurriendo contra reloj y no son fáciles.

En cuanto a la (todavía) mayoría presidencial, compuesta por los tres partidos que apoyan a Macron: el suyo, Renacimiento, el centrista MoDem y el conservador moderado Horizontes, existe un aire de fin de ciclo. Aunque conforman el primer grupo en la Asamblea Nacional, no llegan a la mayoría absoluta, y de aquí surgen parte de los problemas que llevaron al presidente a dar por terminada la legislatura.

Después de las elecciones del 30 de junio y el 7 de julio, nada será igual en Francia. Con un presidente debilitado y en cohabitación con un primer ministro de la oposición, queda en el aire la pregunta: ¿qué quedará del macronismo?

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